sábado, 16 de diciembre de 2017

¿Quién es D, mi ex-compañera de piso?

Dafne es una chica que le encanta aprovecharse de la gente y vivir del cuento. Adora hacerse la víctima en toda ocasión que encuentra, y, si no tiene ocasión, se la inventa. Y es por ello por lo que, a pesar de no gustarme el salseo en mi blog, he querido traer esta entrada para que toda la gente que crea conocerla la conozca de verdad. Os recomiendo leer hasta el final, porque iré desde lo más suave hasta lo más fuerte en nuestro mes y medio de convivencia. Hago esta aclaración para que no lo dejéis a medias pensando que tampoco es para tanto.

NOTA: De ahora en adelante nos referiremos a ella como D, porque le tengo muchísimo asco a ese nombre por culpa de esa persona y gente con D hay a montones: Denisa, Damaris, Daniela, Demogorgon...

Todo empezó como un favor. Ella necesitaba el piso y, aunque yo no me fiaba de ella, mi compañera de piso sí lo hacía y quise darle un voto de confianza. Acordamos que su habitación, con luz, agua, gas, internet... todo, saldría por 100€ al mes. Una ganga, ¿verdad? Bueno, pues por caprichos del destino fue despedida, ya sea porque cocina con productos en mal estado o porque no sabe lavar un plato la despidieron de la cocina donde trabajaba, y yo, tonta de mí, decidí no cobrarle el alquiler hasta que volviera a encontrar trabajo y se pudiera recuperar económicamente. Creo que es lo que haría cualquiera que empatizase con su situación, ¿no? Al fin y al cabo no tiene dinero para comida ni para el alquiler, solo para salir a emborracharse cada fin de semana y comprarle regalos caros a su "no novio" que acababa de conocer dos semanas antes. Lo de "no novio" fue la definición que puso ella a su propia relación con un tío al que acababa de conocer y del que pasó.

Bueno, pues de momento la definimos como la chica que estuvo viviendo GRATIS en mi casa durante un mes y medio. Y hay que reconocer que, al menos, supo compensar el no pagarme el alquiler porque limpiaba bastante bien. Lo único que me repatea es que se queje de que nadie intentaba ayudarla cuando siempre rechazaba nuestra ayuda...

Yo: ¿Quieres que te ayude a fregar o algo?
D: No, no hace falta, puedo yo sola.
Yo: ¿Segura? Que a mí me encanta fregar, te lo digo en serio.
D: Qué va. Ya que no te pago, al menos limpio la casa.

Normalmente nuestras conversaciones sobre la limpieza se podían resumir en esas cuatro líneas de diálogo. Si ella misma reconocía que lo hacía por compensar, y rechazaba continuamente nuestra ayuda, ¿a qué viene ahora quejarse? Bueno, pues ahora es la chica que vivió gratis durante un mes y medio en mi casa y que se quejaba de limpiar la casa por ofrecerse ella a limpiarla por no poder pagar el alquiler y rechazar nuestra ayuda. Sigamos.

Antes mencioné un "no novio" del que pasó por motivos que no vienen al cuento. Esta historia es muy divertida. No, en serio, lo es, sobre todo cuando os cuente algo que vendrá más adelante. Y es que este chico tenía pareja desde hacía medio mes, más o menos, y ella empezó a tirarle los tejos y a tontear con él hasta el punto de aprovecharse de una borrachera, porque recordemos que para el alquiler y la comida no tenía dinero pero para emborracharse sí lo tenía, para liarse con él. Él dejó a la novia, se fue con ella y con el tiempo ella pasó de él y él volvió con su novia. Y diréis, ¿y qué tiene de divertido? Primero que fue ella quien pasó de él y luego se puso a decirle de todo. De hecho, me hace especial gracia que se ofendiera porque él empezó a intentar irse de nuevo con su novia cuando ella intentaba ligarse a alguien que había conocido una noche en una discoteca la semana anterior. Pero va un pelín más lejos todavía, y es que su "A mí como mujer me ofende lo que está haciendo este tío" no la convierte en una hipócrita solo por hacer lo mismo que él, desde el primer momento de la ruptura, sino que, A MÍ, COMO MUJER, sí que me ofende que ELLA LLAME PUTA a la novia de su ex. Lo siento, D, pero a ti no te ofende nada como mujer. De ser así no irías llamando puta a nadie por volver con alguien de quien tú misma pasaste.

La segunda razón por la que es muy divertida esa historia es porque, en menos de un mes, ha intentado estar con tres personas distintas. Su despecho es asombroso, su falta de amor propio es increíble, y luego alardea de ser una mujer fuerte e independiente que se lanza a los brazos de la primera persona que pasa. Que no estaría mal de no ser porque actúa por despecho. ¿Y cómo lo sé? Simple: Yo fui la primera persona que la rechazó. Después de ello lo intentó con mi amigo, el que tiene novia, y, finalmente, con un tío cualquiera que acababa de conocer en una discoteca. Pero de mí va a ir esta parte del relato, porque aquí ya empieza lo fuerte, lo increíble.

Poneos en situación: Estáis hablando tranquilamente con vuestra pareja con el ordenador y ves que por la puerta rota a la que has puesto una cortina por privacidad se asoma una cabeza. Ni llamar a la puerta ni nada, asomarse directamente, aprovechando que la cortina no hace ruido para espiar. Pero esto no es lo peor, lo peor es que te pide hablar un segundo. Está borracha, hueles el alcohol desde antes de salir de tu cuarto, y, junto a un abrazo, te pide un beso. Decides besarla en la mejilla, no es más que tu compañera de piso y ni siquiera te atrae. Diez segundos más tarde te agarra y te planta un morreo, sin consentimiento, sin pedir permiso, sin nada. Te quedas a cuadros, no sabes reaccionar y decides que lo mejor es volverte al ordenador y hablar con tu pareja para olvidar este trance, y justo cuando vas a escribirle a tu pareja se abre la puerta, otra vez sin llamar, parece que pedir permiso por cualquier cosa es una moda del siglo pasado, y se sienta encima tuya a besarte de nuevo. Y ya van dos. En tu cabeza pasan muchas cosas a la vez. Quieres echarla de tu casa pero sabes que no tiene dónde vivir y te apena, también quieres arrearle un guantazo pero sabes que está borracha y esperas que sobria no hubiese hecho eso, también quieres denunciarla pero la policía te leerá como un tío, se reirá en tu cara y habrás perdido el tiempo denunciando ese acoso. ¿Qué haces? Decides echar el pestillo de tu puerta para dormir lo más tranquilamente que se puede dormir con media puerta rota esa noche y pasar página. GRAN ERROR.

Después de esa experiencia traumática de abuso sexual, porque se sentó en mis piernas y se abalanzó a por mí y tuve miedo de que intentase forzarme a tener sexo con ella, una vez que decidimos echarla por otro motivo que irá a continuación, decidió decir por ahí que me intenté aprovechar de ella. ¿En serio, D, en serio? Esa noche casi no pude dormir, tuve que cerrar la puerta con pestillo, HASTA MI NOVIA ME NOTABA TENSA POR TU CULPA, ¿y soy yo quien se aprovechó de ti? Tú lo que estás es loca. Ahora me arrepiento de no haber ido a denunciar, aunque la policía se riese de mí en mi cara...

Y quiero finalizar con lo más fuerte de todo: Puso en peligro a mi gato. Esta fue la última razón por la que decidí echar a D de mi casa, porque ya la convivencia estaba siendo insostenible pero cuando ocurrió esto fue para no querer volverle a ver el pelo por esta casa, y es que durante un tiempo tuve rota la ventana del salón, por lo que el gato, por su seguridad, tuvo que estar una temporada en el cuarto de baño para que no saliera a la terraza y los vecinos no le tirasen sus mierdas encima, solo podía salir de vez en cuando vigilándole para que no saliese. Quiero que volváis a poneros en situación por última vez en esta entrada: Estáis jugando con vuestros amigos a rol por la mañana y una jugadora va al baño. Cuando sale dice que se ha encontrado una cuchilla de afeitar en su arenero. La única que utiliza cuchillas era ella, pues yo me afeitaba con maquinilla por aquel entonces. Blanco y en botella... Sí, ese día se dejó una cuchilla de afeitar, sin tapa, en el cuarto de baño al alcance de mi gato. Cómo no se cortó sigue siendo un misterio para mí y para todos.

Como podéis ver, D no es precisamente una persona en la que se pueda confiar para nada. Es capaz de provocarte una indigestión con comida caducada, o por servírtela en un plato con restos de comida pasada, miente más de lo que habla, se aprovecha de las personas, tontea con gente con pareja intentando hacer que rompan, llama puta a quien se va con la persona a la que "quiere", abusa de las personas, acusa falsamente de violación a quien la ha rechazado después de abusar de esa persona y pone en peligro a las mascotas de los demás. Lo mejor de esto último es que encima se pregunta por qué mi gato le tiene miedo. No sé, quizá que le pegases el primer día que te vio, que le gritaras por todo y que se haya podido cortar por tu culpa tiene algo que ver, D.

jueves, 23 de noviembre de 2017

"No estáis oprimidos, tenéis derechos"... ¿Tú crees?

"¿Cómo podéis decir que estáis oprimidos? Tenéis derechos, no os criminalizan, no van a mataros por ser..."

Lo anterior que he escrito no son más que unos ejemplos de la ingente cantidad de frases que tenemos que soportar muchas personas. "El racismo no existe porque ya no hay esclavos", "las mujeres podéis trabajar y votar", "la homofobia no existe porque ya podéis casaros", "la transfobia es un cuento porque patata". Sí, en esta última frase ya hasta me da pereza escribir alguna de las gilipolleces que he escuchado para justificar que mi colectivo no está oprimido.

Vivimos en un mundo donde se intenta enmascarar constantemente las distintas opresiones que sufrimos, y, como chica trans y lesbiana, hoy voy a hablaros de la opresión que sufren las personas LGTB. Sí, sé qué he mencionado el machismo y el racismo, pero para lo primero ya habrá tiempo de hacer otra entrada y para lo segundo hay personas más adecuadas que yo, que no lo sufro, para haceros ver cómo se sienten y explicaros por qué vuestras conductas son opresivas.

En primer lugar, sobre la homosexualidad, sí, tenemos derecho a casarnos, es legal casarse en algunos países y ya no nos criminalizan. Y, desde luego, no voy a irme a países de Oriente Medio a justificar la homofobia, voy a hablaros únicamente de cómo nos oprimen en esta sociedad. Porque cuando tenemos miedo de salir a la calle cogiendo de la mano a nuestra pareja por temor a que nos insulten y humillen ya estamos sufriendo vuestra opresión. Porque cuando miran con asco a dos chicos gays o sexualizan a dos chicas lesbianas ya estamos sufriendo vuestra opresión. Por no hablar de lo básico por lo que hemos tenido que pasar todos: salir del armario. Porque no he tenido que escuchar a ninguna persona heterosexual decir "Tengo miedo de decirle a mi familia que soy hetero", porque, primero, ya se presupone que todas las personas son hetero hasta que dicen lo contrario debido a la normalización que hay, y, segundo, nadie ha tenido que sufrir la marginación de su núcleo familiar o de sus grupos de amigos por ser hetero. Y esto es lo más suave con lo que nos toca lidiar a diario, con las miradas de asco, los insultos, las vejaciones o que nos sexualicen. Hay individuos que llevan esto más allá, que se atreven a dar un paso más en demostrar su odio contra nuestra persona. No quiero politizar este discurso pero en este punto hay una clara relación entre la idea política y el odio al colectivo. No he visto a nadie de izquierdas mirar con asco a una pareja homosexual, ni decirles que están viviendo en pecado, ni insultarles gritando que son una aberración de la naturaleza. No, todo lo contrario, siempre he visto a personas de extrema derecha y cristianos, aunque son casi sinónimos si no fuese por las muy contadas excepciones, sin mencionar a los neonazis que esos ya son otro cuento aparte, algo que, creo, ni ellos mismos comprenden. A donde quiero llegar con esto es a las agresiones físicas. Porque, aunque hayáis tenido la suerte de no presenciarlo, muchas personas homosexuales han sido agredidas, desde adolescentes, solo por su orientación sexual. Que parece que no, que esto es algo que se quedó en el pasado cuando la época de Franco y demás, pero a día de hoy siguen habiendo agresiones homófobas, ya no acoso ni maltrato psicológico sino palizas en las calles.

Eso solo en cuanto a la homosexualidad y la bisexualidad (a este último grupo de personas, por si "aberración" o "pecadores" no os parece suficiente, hay que añadir el insulto de "viciosos"), dentro del colectivo LGTB hay otro grupo que sufre la opresión social por su condición, más allá de la orientación sexual que tengan. Hablo de las personas trans. No voy a entrar en detalle sobre qué somos las personas trans porque entonces esta entrada batiría todos los récords de longitud del blog, así que iré directamente a cómo se nos oprime. Como con la homofobia, voy a empezar poquito a poco, partiendo primero de lo más leve.

¿Alguna vez habéis tenido que decirle a vuestras familias que sois cis, que os sentís del mismo género al que se corresponde vuestro sexo? Bien, pues ya empezamos con el primer temor. Y es que no sería la primera, ni será la última por desgracia, que una persona trans ha sido repudiada por sus familiares en cuanto ha salido del armario. Oh, sí, aquí lo más suave que solemos escuchar es que somos aberraciones y monstruos, o que estamos pasando por una etapa. Luego está el miedo a que nos echen a la calle con una mano delante y otra detrás, que nuestras familias no nos acepten, nuestras amistades no quieran juntarse con nosotros y que la sociedad nos vea como bichos raros. Y aquí no os podéis hacer ni una idea del miedo que se tiene, porque tu orientación sexual la puedes ocultar, pero tu condición de trans no. No sabéis el miedo que da salir maquillada a la calle teniendo un cuerpo normativamente masculino, tener que ponerte una peluca porque tienes calvicie y que todo el mundo te mire por la calle. Yo, hasta ahora, lo más que he hecho ha sido salir con las uñas pintadas y hasta eso me ha dado angustia. Tengo una peluca que solo me he probado y puesto un par de ocasiones, siempre en casa, porque todavía tengo miedo de salir con ella a la calle. Porque, claro, ¿qué va a pensar la gente cuando, acostumbrada a verme como un tío calvo de dos metros, me vean con una peluca puesta? Lo más suave que van a pensar es que soy un travesti o un desviado. Del mismo modo que yo tengo miedo de verme como una chica por la calle, un chico trans también tiene miedo y lo más suave que le dirán es que es una marimacha y una bollera por vestirse con ropa ancha y llevar el pelo corto.

Y vuelvo a repetir, esto es lo más suave que soportamos las personas trans. Hay más agresiones a personas trans que a homosexuales, se nos llega a matar y a mutilar por nuestros genitales. Todas mis compañeras trans han tenido que recibir todo tipo de acoso y vejaciones por culpa de esta sociedad. Todas las personas trans que conozco han tenido miedo de salir del armario y ver su vida truncada. Todo el mundo dentro de este colectivo siente que salir a la calle es un infierno, que no hay sitio seguro para nosotros. Así que la próxima vez que me digáis a mí o a cualquier persona LGTB que nuestras opresiones no existen pensad: ¿Tenéis miedo de que os insulten por vuestra orientación sexual o por vuestra identidad de género? ¿Tenéis miedo de que os acosen y persigan? ¿Tenéis miedo de que vuestra familia os eche a la calle, que ni siquiera os reconozcan como parte de ellos? ¿Tenéis miedo a que os sexualicen por ser distintos? ¿Tenéis miedo a que os agredan y os maten por no ser como ellos quieren que seas? Pensadlo. Esta sociedad, aunque haya evolucionado, todavía sigue sin estar preparada para considerarse LGTB friendly, no está preparada para decir que somos una sociedad libre de prejuicios y de opresiones. Sigue sin ser una sociedad igualitaria hasta que dejemos de tener miedo a vuestras represiones. Porque, aunque ahora esté más normalizado el ser LGTB, y haya una mayor aceptación por nuestra condición, aunque tengamos suerte, muchos de nosotros, de contar con familiares que nos apoyan y se preocupan por nuestra felicidad y amistades que están a nuestro lado sin importar cómo te sientas ni qué te guste, todavía seguimos teniendo que ver cómo nuestra orientación sexual y nuestra identidad de género se ve cuestionada o sirve como aliciente para que nos digan y hagan lo que les plazca. Hasta que a la sociedad le deje de importar más con quién nos acostemos, cómo nos vistamos o cómo sentimos que somos sé que vamos a seguir sufriendo este tipo de opresiones y que siempre vais a intentar enmascararlas y hacernos creer que no existen.

martes, 21 de noviembre de 2017

Hasta siempre, abuela

Han pasado casi tres horas desde que me enteré mientras estoy escribiéndote esta carta y todavía sigo siendo incapaz de asimilarlo. Es como un mal sueño, como una pesadilla de la que no logro despertar. Siento que no estoy en el mundo real sino en un mundo inventado por mi propia mente que me está jugando una mala pasada y que, pronto, conseguiré despertarme. Pero sé que no es así, en el fondo sé que no volveré a verte, que no volveré a escuchar tu voz, que no volveré a reír contigo.

Se me traban las palabras escribiendo esto, nadie me ha preparado para tener que despedirme de ti. Maldita sea, aquí todos pensábamos que serías tú quien nos acabase enterrando, que bicho malo nunca muere y más mala que tú no había nadie, porque era imposible que te dejases avasallar por idiotas creyendo poder burlarte. Siempre he sido tu nieto y, como tal, así me despediré de ti, aunque pueda existir un más allá donde lo puedas ver todo y ya sepas la verdad que nunca me atreví a contarte.

Ya la última vez que te vi me preocupaste. Estabas ida, no parecías ni tú misma, y algo en mí decía que debía preocuparme. De haber sabido que sería la última vez que te vería habría estado más tiempo contigo, más tiempo a tu lado, pero soy cobarde y no podía ver cómo tu vida, ya marchita, iba desapareciendo. Quería tener un recuerdo más alegre de ti y me arrepiento de ello. Ojalá hubiese podido despedirme de ti. Somos idiotas, no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos, y por ello no he podido despedirme de ti como es debido.

Sigo esperando que alguien me diga que no, que todo es una mala broma, o que me despierte de repente y nada de esto haya pasado. No paro de negar una y otra vez que hayas muerto, y me veo capaz de seguir negándolo incluso dentro de unas horas, cuando te vea en esa caja de madera. Sigo pensando que es imposible... En mi mente no paran de venir recuerdos tuyos, de nuestros viajes, de nuestras vacaciones, de nuestras navidades. Todas esas anécdotas divertidas que hemos compartido, ese enfado en Nochebuena con el semáforo que hay frente a la casa de mi madre porque el muñequito no paraba de cambiar de color, esas risas cuando cambiábamos de barca en Punta Cana y teníamos que ayudarte a cruzar entre tres, tu cara de inocencia después de hacer que un pobre empleado del aeropuerto recorriera corriendo la pista para traer los medicamentos que olvidaste en el otro avión, aquel día que dejaste un recuerdo en el hogar de los dioses griegos... Son muchas vivencias que han desaparecido de golpe y porrazo y que ya solo existen en mis recuerdos.

Supongo que para mí siempre era mejor creer que vivirías para siempre, que era más fácil negar que la edad te pasaba factura, pero al final ha sido peor. El golpe ha sido más doloroso, nada ni nadie me ha preparado para esto y ahora no puedo sino despedirme con la esperanza de que sea cierto que hay vida más allá de la muerte. Porque mereces vivir eternamente llena de dicha, abuela, porque para mí has sido una segunda madre. Gracias por todo el amor que me diste, por todas las lecciones que aprendí gracias a ti, por haberme criado y cuidado cuando era vulnerable. Tú, quien me trajiste al mundo, ahora se va, y no queda sino decirte adiós con esta carta. Algún día volveremos a vernos, abuela, sea donde sea. Quiero creer que así será para poder darte ese abrazo que nunca pude darte. Puedo cambiar, crecer, evolucionar, ser una persona totalmente distinta, pero habrá algo que no cambiará nunca y es el hecho de que soy tu nieto, y siempre seguiré siéndolo.

Ojalá hubiese podido escribirte palabras más bonitas pero se me traban, juro que se me traban y no salen. En su lugar solo salen lágrimas amargas por esta despedida tan cruel. Sé que no querrías que llorara, pero no lo puedo evitar. Lo siento. Te prometo que siempre quedarán los recuerdos de nuestras risas, de verdad. Pero ahora, en esta despedida, soy incapaz de sonreír. Creo que ya es la hora de decir adiós y poner el punto y final a esto. He intentado prolongarlo todo lo posible, como, si de alguna forma, esta carta fuese la que hace que sigas todavía con vida, como si hasta que no terminase de despedirme todavía estuvieras con nosotros, pero la verdad es que ya no estás y no sirve de nada prolongar lo inevitable.

Hasta siempre, abuela. Te quiero.

lunes, 20 de noviembre de 2017

Indefensos ante el fascismo

Como afiliada del sindicato de estudiantes he leído, escuchado y visto demasiadas historias sobre agresiones fascistas que se denuncian y no van a ningún lado. Esta entrada la escribo a partir del miedo que siento de salir a la calle y que me reconozcan neonazis y demás lacras que deberían estar pudriéndose en la cárcel pero que cuentan con la protección y el silencio policial.

Hace unos años un compañero mío cuyo nombre no revelaré para proteger su identidad tuvo que irse a Madrid por las amenazas que recibía y las agresiones que sufrió. Viendo que denunciar solo servía para obtener una orden de alejamiento que la policía nunca se encargaba de proteger, se vio obligado a trabajar en Madrid y alejarse de sus agresores. Y es que es normal que una persona tenga miedo de vivir en una ciudad donde acercarse a un policía con una orden de alejamiento contra una persona que la está infringiendo no es suficiente para que alejen al infractor de él. Esto nos pasa muy a menudo a las personas que luchamos por nuestros derechos, que vemos nuestra vida amenazada a diario. Un claro ejemplo es un joven que murió a manos de unos fascistas antes de este verano cuya única culpa fue intentar separar una pelea que había cerca del local donde celebraba su cumpleaños. ¿Los asesinos? Libres.

Muchos de estos fascistas están reconocidos por compañeros que los han identificado y han tratado de denunciar en sus muchos de sus actos vandálicos, mientras que la policía sigue negando que existan organizaciones fascistas andando con impunidad por las calles. Será que los ataques a casetas y locales de las organizaciones de izquierdas no son suficiente prueba para demostrar que sí, que estas organizaciones pululan con libertad en nuestra ciudad.

No soy la única con miedo a salir a la calle y ser reconocida por estos individuos, quienes actúan en grupo para aprovecharse de la superioridad numérica. Se ve que no es suficiente que seamos vulnerables legalmente que necesitan otro respaldo, el de sus compañeros, para asegurarse de que la cacería se lleve a cabo con éxito. Y es que somos vulnerables ante la ley porque ya hemos visto que denunciar y obtener órdenes de alejamiento no son suficientes para protegernos. A esto hay que añadir que si en una agresión a mí me viene una manada a atacarme y yo opto por defenderme y le rompo la nariz a uno en mitad de la pelea quien acaba acarreando la culpa soy yo. Sí, somos culpables de que nos agredan.

En este país quienes acaban pagando son las víctimas, y es una vergüenza que en una democracia se trate de silenciar que el fascismo sigue presente en nuestras calles. Y ya no como idea política sino como arma de represión. Cuando las organizaciones fascistas son capaces de andar con total libertad en nuestras calles a pesar de los innumerables cargos de los que se les han acusado demuestra que vivimos en un sistema que todavía quiere sembrar el temor a luchar por conseguir una vida digna para someter al ciudadano. Cuando unos asesinos, y los cómplices que les dieron cobijo y trataron de ocultar el crimen, viven libremente su vida después de matar a un inocente muchacho cuyo único delito fue celebrar su cumpleaños y encontrarse a perros de presa sedientos de violencia no podemos sino culpar a las instituciones que protegen a estas personas.

No queremos vivir con miedo, no queremos pasear por la calle teniendo que tener ojos en la nuca para evitar que nos agredan, no queremos tener que proteger nuestras identidades, no queremos tener miedo de que sepan donde vivimos y que cualquier día nos puedan estar esperando en la puerta de nuestras casas a darnos una paliza. Esta es mi realidad, el miedo. Y, como yo, muchas otras personas viven perseguidas por estas organizaciones. Casi a diario tengo que escuchar a mis compañeros hablar sobre que vuelven con miedo a sus casas porque neonazis, o "señores de ultraderecha" como los llaman los medios de comunicación, les han estado siguiendo varias manzanas al grito de "rojo de mierda" o "sabemos quién eres". No queremos vivir en un sistema fascista que nos inculca el miedo a luchar por nuestros derechos, a expresar nuestro pensamiento, a tener una idea política distinta, lanzándonos a sus sabuesos a mordernos el cuello. Basta ya.

jueves, 9 de noviembre de 2017

La estafa y la incompetencia de Repsol

Imaginad la siguiente situación: Vivís en un piso que lleva perteneciendo a vuestra familia desde hace 43 años, donde han vivido ya tres generaciones (vuestros abuelos, vuestra madre y tíos, y vosotros), y que siempre habéis consumido, de la misma empresa suministradora, gas butano. Hablamos de 43 años abasteciendoos del mismo proveedor, de los cuales un año lleváis viviendo, independizados, en ese piso y con el mismo suministro que ha tenido vuestra familia antes que vosotros. De repente, un día, pedís una bombona, como habéis hecho siempre, y a la semana siguiente sigue sin llegaros. Y no es hasta que decidís llamar para ver qué pasa que no se dignan a deciros el motivo: No tenéis un contrato de suministro y, al no haber una póliza, no os mandarán la bombona. ¿Cómo os quedáis? Pues esta es la nueva estafa de Repsol.

Tras media semana esperando a que me llegara la bombona que pedí decidí llamar a un número que, por fin y después de varias quejas, me facilitaron desde las redes sociales y que no era un contestador automático. Bien, por fin consigo un número de teléfono donde no me atiende una máquina. Para mi sorpresa me comunican que no tenemos ninguna póliza con ellos y que no pueden suministrarnos bombonas. Todo después de 43 años en los que no ha parecido importarles lo más mínimo que no haya una póliza. Pero lo peor del asunto es que, en un intento de ser más humanos y de comprender la situación que estoy viviendo, me prometen que me pondran el pedido que hice como un pedido de urgencia para que recibiera la bombona mientras tramito el contrato. ¿Cuál es mi ya no tan sorpresa días después? Que no piensan traérmela después de asegurarme que la recibiría con urgencia, incluso preguntándome cuándo estaría en casa para poder traerla.

Esta segunda llamada, porque no soy tonta, yo ya voy a donde sé que me va a atender una persona y no un contestador automático, se puede resumir en una constante insistencia para que venga un técnico a revisar la instalación para poder firmar un contrato de suministro y así traerme la bombona. Que me muera de frío y haya cogido un catarro por tener que lavarme calentando agua en cacerolas les importa una mierda, solo les interesa ver más dinero.

Lo peor de todo es que siempre me insisten en lo mismo, en que tiene que haber una póliza para poder suministrar bombonas de butano, lo cual lleva a preguntarme una cosa: ¿Por qué hasta ahora he podido abastecerme durante este año, más el tiempo que se ha abastecido mi abuela 42 años antes de que yo viviera aquí, sin que hubiese ningún problema? A mí me huele a que no veían suficiente dinero y están buscando cómo sacarle más dinero todavía al consumidor. Y no me hubiese importado, de ser cierto que ahora es obligatorio tener un contrato, haber firmado una póliza para que me abastecieran; llega el invierno y no quiero tener escarcha en las pelotas cada vez que me duche. Al menos, no me hubiese importado si esta gente lo hubiese hecho bien. Estamos hablando de 43 años de suministro en el que hemos proporcionado dirección y número de teléfono cada vez que hemos pedido una bombona. Tanto la dirección de mi vivienda como mi número de teléfono tienen que estar en los registros de Repsol. Ya no hablo de que me llamen personalmente, pero, ¿tanto trabajo costaría enviar una carta para informar de que cesarán de enviarme sus bombonas si no firmo la póliza? No, me tengo que enterar después de que retengan mi pedido durante una semana...

Nada más ni nada menos que 43 años abasteciéndose esta vivienda del mismo gas butano de la misma compañía y ahora, justo cuando se acerca el frío, deciden retener una bombona y ni siquiera avisar del motivo, teniendo tanto mi dirección como mi teléfono. Al contrario, esperan a que llame preguntando qué pasa para decirme lo de la póliza. Y, para empeorar más el asunto, prometen que me la enviarán con urgencia para recibirla mientras yo tramito el contrato, y sigo esperando como una ingenua a que reciba algo que jamás me iban a mandar. Imaginad que esto le ocurre a una persona mayor, la típica abuelita octogenaria que no puede valerse por sí misma. ¿Qué habría podido hacer ella? Porque yo, al fin y al cabo, puedo ir a la gasolinera más cercana con un amigo y traerme una bombona, pero, ¿y esa ancianita? ¿Qué le habría deparado? ¿Cuánto tiempo habría estado esperando para saber que su bombona nunca le llegaría? Porque esto, de no ser porque está en la residencia y yo soy la que está cuidando del piso siendo su inquilina, le había pasado a mi abuela de 83 años. Y es lo que más me fastidia de todo, que esta situación le podría haber ocurrido a mi abuela quien, ingenua, habría esperado muerta de frío a que esa empresa de buitres y carroñeros le informara de que no podrían abastecerla hasta que firmase la póliza.

martes, 7 de noviembre de 2017

Support el incomprendido, el infravalorado

En el mundo de los MOBAs y los videojuegos competitivos hay siempre un rol que es el más infravalorado de todos: el support. Con personajes débiles incapaces de aguantar dos golpes y que no consiguen hacer nada de daño, es inevitable pensar que es una clase absurda e inútil... si eres un machuno orgulloso de su virilidad que piensa que todo lo que importa es dar toñas sin ton ni son. Quizá sea por eso que ese rol suela estar frecuentado por chicas, porque es difícil encontrar un tío que sea capaz de ver más allá de su ego y de su beneficio personal y piense en el bien del equipo.

Porque, seamos sinceros, cuando pensamos en un support pensamos en una chica manejando a ese personaje. Pero la razón de que mayoritariamente ese rol sea llevado por chicas no es ni porque sea un personaje débil con el que se puedan sentir identificadas ni porque sea la clase más fácil de llevar, porque ninguna de esas dos afirmaciones son correctas. Al contrario, estos personajes son muy difíciles de llevar, y, si no, comprobadlo tratando de sobrevivir cuando un equipo enemigo os haga focus con una barra de vida más pequeña que vuestra virilidad. Sí, era necesario hacer la comparación. Y desde luego que no nos identificamos con esos personajes por ser débiles o frágiles. Al contrario, en todo caso nos identificamos porque nos gusta ayudar a los demás, y no por ser mujeres precisamente.

Partiendo de la base de que no todo en los juegos competitivos es matar y matar, que hay una serie de objetivos a cumplir para conseguir la victoria (destruir el núcleo enemigo, escoltar una carga, capturar nodos, etc), el support, healer o como queráis llamarlo, es una persona que entiende que para maximizar el daño y las posibilidades de victoria no siempre tiene que hacer daño, sino también curarlo. Un personaje dedicado al daño por segundo puede hacer todo el daño que quiera, pero su vida es limitada, tarde o temprano acabará muriendo y de nada sirve que haga mucho daño si no le da tiempo a matar a quien le ha matado antes. ¿Qué pasa entonces cuando la vida llega a 0? Que se vuelven inútiles, que no pueden hacer nada y mueren. ¿Cómo podemos impedirlo? "Pues con el tanque, que para eso están, para recibir daño y que no muera nuestro dps". Cierto, pero él también tiene una vida limitada y acaba muriendo.

Efectivamente, un support no tiene nada de daño, no tiene apenas aguante, y será el primero en morir si se le deja solo en mitad del campo de batalla, pero es el único que puede poner a salvo a un tanque. Sí, efectivamente, el tanque depende en gran medida de un support. "Pero en el LoL el support va con el ADC, que es el que hace daño". Cuando se reparten las calles sí, pero, ¿y cuando van todos juntos? Heroes of the Storm no tiene un reparto de calles que diga "Tú juegas tal rol, tú tienes que ir por aquí" y el support sigue siendo igual de útil vaya con quien vaya. En Overwatch el support suele ir siempre con el tanque para poder escoltar la carga. En los juegos de rol el support suele curar más al tanque porque es el que protege siempre de los golpes. ¿Seguís pensando que el tanque no depende de su support?

En resumen, ser support no es fácil, en absoluto, y desde luego es un rol muy importante dentro de los juegos competitivos. Para maximizar el daño que hace nuestro dps necesita un tanque que le proteja de los golpes y así dure más tiempo, y para que el tanque pueda cubrir más daño necesita de un support que vaya curando el daño que ya ha recibido. Y esto es solo hablando de teamfights... ¿Qué pasa con la retirada? Ya querríais tener un buen support a vuestro lado cuando el enemigo os supere y tengáis que huir. Y si ese juego tiene un sistema de subida de niveles por experiencia aún más. ¿Quién no lo ha pasado mal porque alguien ha fedeado al enemigo y ahora no hay forma de remontarlo? Pues adivinad quién puede evitar esos fedeos.

Ser el objetivo principal del equipo enemigo, no tener forma de aguantar sus ataques, que tu equipo dependa de ti para no morir... No es fácil asumir esa responsabilidad y ese es el día a día de los main supp, teniendo que sobrevivir y encargarse de un equipo entero para asegurar la victoria sin tener medios con los que defenderse del enemigo. Ya no parece tan fácil e inútil, ¿verdad?

viernes, 7 de julio de 2017

"Querido" Ángulo (obtuso)

Voy a hacer caso a lo que me has dicho y seguiré tu consejo: Escribiré de ti lo que me dé la gana en mis redes sociales. Espero que no llores después de leer esto ni sueltes bilis por tu boca por haber hecho lo mismo que llevas haciendo tú desde hace meses.

El hecho de que vayas haciéndote la víctima diciendo que te he acusado de violador cuando en ningún momento dije que lo fueras, incluso diciéndote reiteradas veces que no me creía esos rumores, es la clara prueba de que tratas de llamar la atención para llenar ese vacío que, visto lo visto, ni los videojuegos pueden llenar, tratando de picar a los demás para que caigan en tu juego, te respondan y poder así seguir haciéndote la víctima. Pero una cosa en la que pareces no haber caído es que tu victimismo se termina pronto cuando la gente ve que el causante de esa pelea eres tú. Y no solo eso, sino que, encima, caigas en la bajeza de atacar de la misma forma de la que te quejas cuando te lo hacen. Es gracioso que llames bola de sebo a quien nunca te ha llamado "puto calvo", como tanto te quejas que te llaman. Es más, incluso defendía que era ruin y despreciable que te dijeran eso cuando tienes otras miles de cualidades (negativas) con las que podrían atacarte.

Pero después de nuestra pequeña trifulca he descubierto algo muy interesante sobre ti, y es que tu vocabulario se reduce a "Eres un gordo, mira qué gordo, me meto contigo porque eres gordo" pero "Ah, no, por favor, no me llames calvo". Porque, aunque tú puedas creer que te lo he dicho como un insulto, era totalmente sincero cuando te decía que me sentía un abusón peleando contigo. Sí, era como pelearme con una máquina de tabacos que siempre repite lo mismo una y otra vez. Realmente hasta me daba vergüenza tener que rebajarme a tu nivel para que comprendieras lo que te decía. Así que no me extraña lo más mínimo que lo único que supieras decirme es que estoy gordo.

De todas formas lo que quiero comunicarte no es esta tontería. Al fin y al cabo, que eres gilipollas lo sabía desde hacía muchísimo tiempo, desde el punto en que acosabas a mi compañera de piso para que se acostara contigo, dejándole caer una y otra vez que podríais quedar y dejarte dormir en su cuarto y en su cama pese a la insistencia de que ella tenía novio. Tío, has desbloqueado otro nivel de machismo, ya no es solo que no aceptes un no por respuesta sino que, además, te la suda que tenga novio. En fin, al grano, no quiero desviarme.

Esta entrada no es un ataque contra tu persona (bueno, sí, pero queda muy guay decir que no lo es, ¿verdad? que de esto entiendes tú mucho), solo es un mensaje para que tanto tú como toda la gente que te rodea (o te vaya a rodear en un futuro, para su desgracia) sepáis la clase de mierda inmunda que eres, que atacas a quien te ha defendido no una sino dos veces ya y metes en el saco a gente que no tiene absolutamente nada que ver. Es irónico que trates de aparentar ser una persona respetuosa que cuando habla de los demás no dice nombres para conservar su anonimato pero metas en una pelea a tres personas, diciendo sus nombres, que no tienen nada que ver. ¿A qué vino mencionar a tres personas que nunca me han mandado nada sobre ti (y a una de ellas ni la conozco)? Es gracioso que ocurriera justo después de que aseguraras preservar el anonimato de los demás, y más que, encima, lo hicieras público.

En resumen, me atacas a mí que te he defendido en dos ocasiones, te dedicas a hablar mierdas de gente que de ti no hablan, y das la identidad públicamente de personas que sudan de ti y no quieren saber nada sobre ti. ¿Estás seguro de que nosotros somos los haters y no que tú eres el capullo que intenta en todo momento crear bronca? Porque cada semana me llega alguna mierda tuya hablando de nosotros (y sí, has dado nuestros nombres públicamente en más de una ocasión, no te hagas el tonto). Ahora pregúntate por qué nadie te traga, porque no tienes amigos, por qué la gente te odia tanto. No, no son por tus comentarios sobre los videojuegos. La gente te insulta porque tú les insultas a ellos, porque eres un machista y un homófobo de manual, porque solo vives para crear discordia allá a donde vas, porque has acosado a un puñado de personas. Por eso no tienes amigos, Ángulo, porque eres insoportable. Y no me arrepiento de haberte defendido cuando me dijeron que eres un violador porque nadie me ha dado pruebas de que seas un violador y en esto te doy la razón, es una acusación muy fuerte, pero sí me arrepiento de defenderte cuando te llamaban puto calvo porque te mereces esos insultos y más.

martes, 27 de junio de 2017

Gaming Ladies y cómo cabrear a los tíos

A ver, chicos (porque la mayoría que clamáis al viento sois varones), vamos a empezar por algo básico. En primer lugar, el feminismo NO busca la igualdad sino la liberación de la mujer, que no haya una posición privilegiada para el hombre solo por ser un hombre. Partiendo de esta base y esperando que el concepto os quede bien claro a todos hay que destacar que el evento ni siquiera se presenta como feminista. Y eso es lo gracioso, que a lo mejor ni siquiera la organización considera que el evento sea feminista, pero lo estáis incluyendo porque no tenéis un solo argumento más que el de criticar que "tanta igualdad y tanto feminismo pero discrimináis a los hombres". A esto último solo queda responder volviendo al comienzo de la entrada y recordar el concepto de feminismo. Y si no queda claro, repetirlo una y otra vez en bucle hasta que se os quede. Dicho esto, comencemos la entrada.

¿Os acordáis de la entrada de "Toxicidad gamer" que escribí hace tiempo? La gran mayoría os quedasteis en el elitismo y el clasismo, pero os la sudó el machismo. Y es triste porque creo que era donde más desarrollé el tema (no me hagáis caso, ha pasado muchísimo tiempo y ya no recuerdo apenas cómo hice la entrada). De hecho, algunos hasta me respondisteis con comentarios elitistas que me provocaron una arcada tremenda y que me habría encantado estamparos el monitor en la cara para ver si así se os quitaban las gilipolleces. Para el que no haya leído la entrada le recomiendo que lo haga, pero como no vengo a haceros spam de viejos escritos voy a comentaros solo la parte que concierne al tema.

¿Nunca os habéis preguntado porque apenas vemos chicas gamers y por qué os parecen únicas y especiales todas aquellas que os encontráis alguna vez? Bien, pues la respuesta está en vosotros mismos. Sí, en vosotros. Porque sois vosotros, chicos, los culpables de que apenas hayan chicas gamers visibles. ¿Qué pasa cuando una chica juega online? Que es acosada. Cualquier error que cometa se lo reprocháis en lugar de ayudarla a mejorar, tratáis de dar consejos como si fueseis mejores que ella sin siquiera conocerla, la insultáis y humilláis a vuestro antojo asumiendo sus roles y sus preferencias, imponiéndoselo incluso, siempre las culpáis cuando tenéis una mala partida, aunque haya sido mejor que vosotros... Y esto es solo lo que yo sé a grandes rasgos, no quiero imaginarme lo que vive una chica gamer a diario.

¿Por qué os comento todo esto? Para explicaros qué ha llevado a la organización de Gaming Ladies a hacer un evento solo para mujeres. No, no es ninguna reivindicación feminista en busca de la igualdad, ni es un intento de discriminar a los hombres. El objetivo es crear un espacio seguro y fiable donde las chicas puedan jugar sin tener que soportar vuestros comentarios machistas, sin tener que aguantar cómo os enorgullecéis de vuestras pollas, sin ser insultadas y humilladas por el rol que jueguen y el pj que elijan. Quieren disfrutar de su afición en compañía de personas que sufren lo mismo que ellas y con la tranquilidad de que, pase lo que pase, siempre habrá alguien apoyándolas. Y da igual que digáis que es injusto para los que no sois así porque todos aquellos que soltáis esa imbecilidad no sois mucho mejores que los que las atacan y acosan, porque también estáis oprimiéndolas al no apoyar su libre elección de con quién jugar y con quién no. Así que, por favor, dejad ya el tema. No quieren hombres en su evento porque quieren disfrutar en compañía de sus semejantes. Punto, no hay más. Ni os están discriminando ni os atacan ni nada, no es un complot para joder a todos los chicos gamers del mundo, no es un complot para aislaros y arrebataros lo que más os gusta, y mucho menos están tratando de apoderarse de vuestras aficiones, ¿vale? Son personas que quieren jugar con otras personas que sufren la misma discriminación en un espacio libre de opresiones.

martes, 23 de mayo de 2017

La gratitud y la disculpa que te mereces

A mi odiada ex-compañera de piso:

Decías que querías terminar como adultos responsables, pero jamás fuiste una persona adulta. Nunca mostraste la madurez y la responsabilidad que deberían caracterizar a una persona adulta, siempre te comportaste como una niñata consentida y malcriada en un lugar donde, si las cosas no se hacían como tú querías, pataleabas. Lo peor de todo es que encima exiges una gratitud y unas disculpas que ni siquiera te mereces, así que, puestos a ser capullos, aquí te dejo las únicas que te mereces.

Gracias por habernos dejado la mierda de tu conejo esparcida por toda tu antigua habitación y por toda la terraza. Tardamos dos días en limpiarlo todo, para que te hagas una idea de cuánto nos dejaste, aunque ya deberías saberlo. Discúlpanos por no habernos dado cuenta antes de que hacía tiempo que o no limpiabas su jaula (explicación de por qué toda la casa olía tan fuerte) o no tirabas ninguna bolsa después de limpiarla.

Gracias por haber entrado en nuestras habitaciones sin nuestro permiso. Oh, sí, le dijiste a Cristina que habías entrado, después de que ella se preocupara por encontrarse cosas que no debían estar. ¿Cuándo me explicarás por qué la puerta de mi armario estaba extrañamente abierta y las cosas de su interior estaban cambiadas de sitio? Luego que por qué sospecho que tú tienes algo que ver con la desaparición de las escrituras del piso...

Gracias por esa fiesta que organizaste en mi piso donde hiciste un tour en directo por toda la casa a tus amiguitos de Instagram, grabando en una propiedad privada sin permiso, tratando de grabarme a mí sin que me diera cuenta y mostrando los rostros de los portarretratos que hay por toda la casa. Muy legal no es que sea todo, ¿no te parece? Oye, que a mí lo de no dormir casi no me importa, pero, joder, ¿esa falta de respeto hacia mi persona? Perdóname por no haber llamado a la policía esa noche, nos habríamos ahorrado muchas gilipolleces por tu parte.

Gracias por hacernos sentir unos inútiles, criticando todo lo que hacemos e impidiéndonos darte cualquier tipo de ayuda. Esta parte debería encantarte a ti, ya que por algo me exigiste que te agradeciera algo de la limpieza, ¿no? Pues sí, te agradecemos que no solo no nos dejaras ayudarte a limpiar la casa (oferta que despreciaste infinidad de ocasiones), sino que encima nos dijeras de todo cuando limpiábamos por nuestra cuenta y nos criticaras con tus amiguitos, guarreando la casa e invitando a tus amiguitos para hacernos parecer unos cerdos. Perdóname por no haberte echado antes de mi casa.

Gracias por haber tirado cosas del cuarto de baño sin haberme consultado antes. Yo entiendo que no usamos el cacharro ese para colocar el papel higiénico y que el jabonero es solo decorativo, que tenemos jabón líquido en el lavamanos, pero, ¿recuerdas quién es el dueño del piso? Perdóname por no haberte reprochado que fueras una maleducada actuando a mis espaldas en asuntos sobre mi casa.

Gracias por decirnos que te ibas a ir como una adulta y acabar yéndote como una cría, vacilándonos en nuestra cara, dejándonos tus mierdas y quitándonos las nuestras. Y perdóname por haber permitido que te convirtieras en una niña malcriada y consentida. Aunque quizá eso último ya lo fueras antes de venirte, pero debí haber impedido que lo fueras aquí también. Porque parecías una tía legal que iba de buen rollo, que parecía no querer acabar de malas con nadie, que era adulta, madura y responsable, y con lo que nos hemos encontrado ha sido justo lo contrario. ¿Y me dices que por mi culpa no tienes ganas de ser buena gente? Nunca fuiste buena gente. Si lo hubieses sido, nunca habría sentido que vivía en casa ajena dentro de mi propia casa, nunca me habría sentido mal por cobrarte una miseria cada mes por todo lo que se te ofrecía, nunca nos habrías despreciado cada vez que intentásemos ayudarte con lo que fuera, ya no solo la limpieza, nunca habría estado tenso el día que regresaras a casa porque estaba mucho mejor sin ti y se me hacía insoportable convivir contigo. El único adulto aquí fui yo, que me callé todo lo que nos hacías con tal de que las cosas fuesen lo menos malas posible. Pero hasta el más tonto tiene su límite, ¿sabes? Y uno no se quiere callar más. Ni te voy a pedir que nos pagues las tasas que cuesten sacar las escrituras nuevas ni lo que me cueste la consola que rompiste ni que le devuelvas a Cristina sus cosas porque sé que tú no eres de la clase de persona que quiere terminar bien las cosas, porque, incluso aunque eras tú quien quiso irse una semana antes, exigías que yo te diera la parte proporcional del alquiler. Pero quiero que sepas una cosa, nueva dama de discordia: Espero que algún día la vida te devuelva toda la mierda que nos has tirado y te hundas en la miseria, y que lo que te pasó en la cabeza no es justificación para comportarte como una hija de puta con todos, creyéndote superior de los demás y tratándolos como despojos, insultándolos porque los consideras inferiores a ti y humillándolos cuando no hacen algo como tú quieres que lo hagan. Aquí tienes la gratitud y la disculpa que te mereces. Sé que no serán de tu agrado pero me la suda, al igual que a ti te la suda todo lo que nos has hecho pasar.

jueves, 27 de abril de 2017

Chicos, solo hace falta un poco de empatía

Esta entrada va dirigida especialmente a mi público masculino porque veo necesario que entiendan el mensaje que quiero transmitir hoy.

Yo soy el primero al que le molestan las generalizaciones que se hacen sobre los hombres, y es obvio que a nadie le gusta que le metan en el mismo saco que a gentuza sin respeto, energúmenos que bien podrían haberse criado en una cueva cazando mamuts lanudos y machitos orgullosos de su virilidad que alardean de cuántos coños han penetrado, y si es sin consentimiento mejor. Pero debemos comprender que si se generaliza no es porque quieran hacerlo así, sino porque han tenido suficientes motivos como para desconfiar de todos nosotros. Un ejemplo:

Voy paseando por la calle a las dos de la madrugada y, casualmente, estoy siguiendo el mismo camino que una chica que va sola. A pesar de que no tenga intenciones de hacer nada y que esa coincidencia no sea más que un producto de la casualidad, no puedo evitar sentir el miedo que pueda sentir ella. Esta misma situación se ha dado montones de veces, y, ¿cuántas veces ha acabado esta misma historia con la chica secuestrada, violada, muerta o las tres cosas a la vez, y ni siquiera en ese orden? Si esta historia se diera al revés, ¿no tendríais miedo vosotros cada vez que salís solos a la calle por la noche? Pues esto es solo uno de los miles de ejemplos que pueden daros las mujeres del miedo que tienen en esta sociedad machista.

Cada vez que veáis a alguien decir que todos los hombres somos tal o cual no os enfadéis ni se lo discutáis, simplemente pensad en qué ha conducido a esa persona a soltar esa frase. Desde hace años siempre repito la misma frase, y esta no es una excepción: "Si te das por aludido será por alguna razón". Menos ofenderse por esta tontería y más empatizar con quien, presa del miedo, desconfía de nosotros y teme por su integridad. Porque lo que a nosotros nos pueda llegar a parecer algo inofensivo como un simple acercamiento, a esa persona se lo ha estado pareciendo hasta que algo demostró que "inofensivo" no es la palabra más adecuada para definirlo. Y no, no me refiero a los piropos, me refiero incluso a saludar a una persona porque te haya llamado la atención y quieras conocerla, sea por la razón que sea, ya sea en las redes sociales o en la calle.

Entendedlo, chicos, no es algo tan difícil, solo se trata de abrirse un poco, conocer lo que ha pasado, está pasando y seguirá pasando mientras no hagamos nada por cambiarlo, y empatizar un poco. Yo soy el primero al que le jode que le metan en el mismo saco, pero al menos comprendo que no es por mi culpa y que tienen razones para ello, y que, si quiero salir de ese saco tengo que demostrar que no pertenezco a él. Y, sobre todo, hacerlo por ellas, no por mí. Porque aquí la víctima no somos nosotros, son ellas. Y si de verdad os jode unas palabras que no dañan a nadie es que tenéis un serio problema.

sábado, 15 de abril de 2017

"Solo quería llamar la atención"

"Solo quería llamar la atención". Qué simple parece todo desde el punto de vista externo de alguien que nunca ha tenido que ponerse en la piel de nadie para saber lo triste y rota que es la vida de alguien. "Solo quería llamar la atención".

Es increíble cómo cinco míseras palabras pueden restar importancia a los problemas de alguien que siente que su vida está vacía y que carece de sentido. Parece que todo el mundo es experto en la vida de los demás y son capaces de distinguir entre los problemas reales y los problemas que se inventa la gente. Sí, soy plenamente consciente de que esta es la misma entrada, con distintas palabras y distinta estructuración, que la que escribí hace algunas semanas hablando sobre el suicidio, pero después de ver 13 reasons why (serie de la cual no sé si me arrepiento de haber visto o no) y de leer algunos comentarios de gente en redes sociales que parecen tener doctorados en psiquiatría por la forma en la que hablan con tanta simpleza sobre este tema, me siento en la necesidad de volver a escribir esto.

"Quiero morir", "me voy a suicidar" y otras frases nada agradables de leer o escuchar por parte de personas a las que consideramos cercanas no son un simple intento de llamar la atención. La gente lo juzga como tal, como si lo único que quisieran es acabar con el tedio que les invade en ese momento y divertirse con alguna chorrada porque se aburren en sus casas y no saben qué hacer. Aquello que la gente llama equivocadamente "llamar la atención" es un grito de auxilio, un intento desesperado por conseguir algo de ayuda que alivie el sufrimiento con el que le ha tocado convivir.

"Quien quiere suicidarse lo hace, no lo dice" es otra de las excusas que pone la gente sin empatía, ególatras narcisistas que solo se preocupan por sí mismos y les da igual lo que les pase a los demás con tal de que ello no les afecte. Porque nada, salvo lo que les ocurre a ellos directamente, importa. Y quizá, en una pequeña parte, tengan razón con esa frase y quien ha gritado auxilio realmente no quiera morirse. Porque, siendo realistas, nadie quiere morir realmente. Lo que todos desean es que cese ese dolor, que desaparezcan todos sus problemas y puedan vivir una vida feliz y lejos de toda tristeza. Y, cuando toman la decisión de acabar con sus vidas, es porque no les quedaba otra opción para conseguir acabar con su tortura.

Suicidarse no es una decisión voluntaria que toma el suicida porque sí. Es algo que ha meditado durante un tiempo y es una opción a la que ha tenido que acogerse conducido por la desesperación y el abandono. No somos nadie para juzgar si tenía problemas de verdad o no, solo esa persona sabe si era capaz de lidiar con la carga que tuviera que sostener o no. Lo único que podemos hacer es intentar aliviar esa carga antes de que tome esa irreversible decisión de cortar todos los lazos que le atan al mundo y, como diría la raza ficticia de los kenders, "adentrarse a su última aventura".

Sé que hay muchos gilipollas sueltos que bromean con el tema del suicidio para creerse "guays" o seguir una estúpida moda, pero no nos pongamos cómodos creyendo que todo el mundo es así. Sabemos distinguir entre quien bromea y quien lo dice de verdad, sabemos diferenciar al que sigue esa estúpida moda y al que cuenta su vida por necesidad de encontrar un apoyo donde descansar. Lo que pasa es que es mucho más cómodo y fácil meter a todo el mundo en el mismo saco y que nuestro propio egoísmo nos haga creer que no podíamos hacer nada por la otra persona y que era mejor dejarlo estar.

Sé muy bien el enorme esfuerzo que puede suponer contarle a alguien tu vida y decirle lo mal que estás para buscar a alguien que alivie el peso de tu dolor, y lo mal que se siente uno después creyendo ser una carga para quien decide ayudar. Por eso quiero pediros una cosa por segunda vez en este blog: No pisoteéis el valor que tanto trabajo le ha costado reunir a alguien para confiar en vosotros y pediros ayuda. No se trata de solucionar la vida de los demás, solo de hacerle ver a esa persona que vais a estar ahí para lo que haga falta, que daréis lo que podáis por esa persona, y, quizá, con un mínimo esfuerzo podáis salvar la vida de alguien. De verdad, os lo pido de corazón, no permitamos que muera nadie más por no ser capaz de afrontar su propia existencia. Bastante caótico es el mundo ya como para que encima repudiemos a quien solo necesita de nuestra presencia para que su mundo sea un poco mejor.

lunes, 27 de marzo de 2017

Cristianismo y la derecha. Guerra santa en los medios.

Normalmente no me gusta politizar o meter religión en mi blog salvo que sirva para reflexionar. Y no sé muy bien si esta entrada servirá para tal propósito o si solo será un desahogo para mí donde descargaré toda mi bilis contra un sistema mediático dirigido por un dogma que más que una religión parece una secta. Sea como sea, aquí va mi entrada.

Todo esto viene debido a la ya famosa declaración de Paquito Marhuenda, director del fachodiario La Razón, que de razón tiene poca, en la que demonizaba por Twitter el islam mientras enaltecía y alababa el cristianismo. Por desgracia este tipo de propaganda político-religiosa no es nada nuevo. Siempre que ocurre algún atentado orquestado por el ISIS sucede como por consecuencia una propaganda islamófoba criminalizando a todo aquel que sea musulmán, obligándolos a soportar un bombardeo de prejuicios al relacionarlos con los atentados. Porque, como es obvio, el chico de la tienda mora de la esquina de nuestro barrio es colega íntimo del que se ha inmolado a miles de kilómetros y también tiene un chaleco bomba para volar la tienda. Quiero creer que quienes leen mi blog son personas medianamente inteligentes pero por si no ha quedado claro la frase anterior es sarcástica.

Es lamentable que en pleno siglo XXI, cuando se supone que el ser humano a comenzado a madurar y a dejar de depender de creencias religiosas para condicionar su vida, todavía quede gente que crea ciegamente las historias contadas en un libro con dos mil años de antigüedad hasta el punto de llegar a librar una guerra por él. Que, oye, cualquiera es libre de creer en lo que quiera, siempre y cuando eso no dañe a nadie. Y sí, todavía se sigue librando esa guerra santa que se supone que acabó hace cientos de años. ¿Recordáis las cruzadas? Bueno, ya no son como antaño, con ríos de sangre corriendo por las calles de Jerusalem. Ahora esa guerra la libran los medios, desprestigiando el islam y utilizando el miedo del pueblo como un arma para volver al populacho, rebaño de corderos bien adiestrados, contra aquel trabajador inocente que solo desea ganarse la vida al margen de sus creencias.

Porque hay que dejar clara una cosa: La religión no mata. Al contrario, yo siempre he defendido la religión (al margen de las instituciones, claro). Todo aquello que sirva para hacer que una persona evolucione bienvenido sea. Quienes matan son los extremistas radicales armados por lobos disfrazados de cordero. Porque tenemos que recordar algo: ¿De dónde vienen las armas del ISIS? ¿Quién ha hecho que aquellos que han causado tanto terror sean capaces de hacerlo? ¿Y cómo es posible que no se les haya frenado ya?

Todo esto es algo que no nos contarán los medios, que la prensa y la televisión callarán, porque aquellos que los financian son los mismos que lideran esa guerra mediática contra el islam, intereses políticos y financieros aparte. Si no me creéis, pensad: ¿Dónde se metieron todos los políticos de derechas en 2011, durante el atentado de Oslo? Es más, ¿dónde se metió Marhuenda, aquel por quien empecé a escribir esta entrada, cuando Anders Breivik asesinó a sangre fría a más de 90 jóvenes para, aparentemente, no recordar nada de aquel atentado? Porque realmente parece no recordarlo al decir que el cristianismo es una religión de paz y que así será por siempre jamás. Si él no lo recuerda, hagamos memoria nosotros:

Anders Behring Breivik era un joven de 32 años de tendencia ultraderechista y ultracatólico que puso una bomba en el complejo gubernamental de Oslo. No contento con el resultado de ese primer atentado se dedicó a abrir fuego en un campamento juvenil dos horas más tarde. ¿Sabéis a quiénes culparon los medios en primer lugar, buscando una cabeza de turco? Bingo, a los yihadistas. Porque siempre, pase lo que pase, el primer objetivo a culpar de cualquier atentado va a ser el musulmán.

Esto no es nada nuevo, es algo que se ha estado realizando desde hace años, sobre todo ahora que no tienen a ETA para culpar de los atentados. De hecho, cuando se demuestra que el responsable de cierta matanza es uno de los suyos, lo único que hacen, con suerte, es rectificar, corregir y pasar a otro asunto. Si un atentado lo hace un grupo radical islámico te lo van a recordar durante días, semanas si hace falta. Si ese mismo atentado lo hace un radical cristiano quizá no lleguéis a enteraros nunca. De hecho, lo más seguro es que no lo consideren una masacre sino como un acto de paz. Como aquellos que hacen los ejércitos occidentales a manos de líderes imperialistas en el desierto de Oriente Medio. Pero, eh, que el cristianismo es una religión de paz, no lo olvidéis.

viernes, 24 de marzo de 2017

La hipocresía tras el suicidio

Antes de nada quisiera disculparme si el título puede causar algún tipo de confusión. Aunque llevo una semana dándole vueltas tanto al título como a la entrada en sí, no he encontrado ninguno que me satisfaga, que resulte preciso y que no incite a pensar equivocadamente sobre las intenciones de esta entrada.

Quien me conoce bien sabe que lo que más odio en esta vida es la hipocresía, y más la de aquellos en quienes he depositado mi confianza y me han terminado decepcionando. Pero esta vez no vengo a hablar de ninguna experiencia personal mía, de algo que me haya pasado directamente a mí. Esta vez quiero hablar de aquellos que han querido o intentado suicidarse, o lo han hecho, y de aquellos que los han abandonado.

Cuando sale en la prensa o en cualquier medio la noticia de que un niño se ha quitado la vida por culpa del bullying todos nos ponemos la medallita durante ese día, la mayoría fingiendo una empatía que no tienen, condenando el acoso y la falta de intervención para evitar esa situación. Es muy fácil escribir un par de líneas dándole el pésame a la familia y a sus seres queridos y quejarse de que nadie haya hecho nada para impedir que esa criatura se quite la vida, pero luego nadie mueve un dedo.

Tildan de hipócritas a quienes se han planteado el suicidio por las razones que sean, critican e insultan a una persona que ya de por sí está bastante tocada por dentro y la abandonan a su suerte tras decirle "quien quiere suicidarse lo hace, no lo dice". Sé que no es muy agradable que una persona nos diga que quiere morirse, pero esa persona lo único que está haciendo es buscar un apoyo que la sujete y una razón por la que seguir viviendo. No podemos culpar a alguien que está sufriendo por intentar desesperadamente encontrar un motivo que la mantenga con vida. Es obvio que todos tenemos nuestros problemas y no podemos pasarnos la vida solucionando los de los demás, pero un poco de ayuda por nuestra parte podría salvar la vida de alguien que desee desaparecer. Solo se trata de hacer que ese alguien se sienta querido, sienta que importa, sienta que tiene un lugar en el mundo y que puede salir adelante. Pensad que si ha decidido contaros algo tan grave como eso, algo que no es fácil de contar a cualquiera, algo que le avergüenza, es porque os quiere, le importáis y os necesita. Pensad que en verdad el suicidio no es algo voluntario, no es una decisión que se toma a la ligera y que, quien la toma, lo hace inducido por determinados factores, que se siente obligado por no encontrar una solución a sus problemas.

Por eso os pido que dejéis de colgaros la medalla de la empatía cuando ocurren estas cosas y ayudad a quienes sabéis que tiene problemas que le impiden vivir su vida con normalidad. Quizá algún día no haga falta colgarse ninguna medalla. El suicidio es un asunto muy serio para aquel que se lo plantee y no es motivo de risas, burlas ni bromas, ni mucho menos para ignorar a quien lo considera como una opción o una huida. Sé que hay mucha gente, sobre todo jóvenes en las redes sociales, que no hacen más que bromear con ese asunto, pero es muy fácil diferenciar a quien se mofa y se ríe poniendo comentarios suicidas de quien, en silencio y confidencialmente, grita auxilio por el dolor.

viernes, 3 de marzo de 2017

Colegas, amigos y excesos de confianza

Muchas veces me pregunto cuántos de mis seguidores creerán que soy una persona fría y distante, cuántos de mis conocidos piensan que me alejo de la gente y no dejo que nadie se me acerque, cuántas de las personas que me rodean piensan que soy imposible de conocer. Bueno, quizá nadie piense que soy imposible de conocer porque todos creen conocerme, pero a donde yo quiero ir es a que cada día veo más normal distanciarme de todo el mundo, hacer imposible que la gente se acerque a mí, y evitar los excesos de confianza. Porque parece que la gente no conoce la diferencia entre ser un colega con quien quedar de vez en cuando y echarte unas risas o ser un amigo en quien confiar y a quien contarle tus penas. Y mucho menos son capaces de ver que el hecho de que confiar en alguien no significa que confíen en ellos. De hecho, he perdido la cuenta de la gente que se ha decepcionado al ver que me importa una mierda cómo me ven ellos. "Para mí eras un gran amigo", ¿y eso significa que tú tengas que ser mi amigo, gilipollas?

Siento si mi tono se recrudece a cada línea que escribo pero este es un tema que me fastidia demasiado. Son muchos los que se creen que por conocer algún aspecto de mi vida, aunque sea solo haberme conocido por haber quedado con amigos en común, ya lo saben todo sobre mí y pueden hacerse llamar "mis amigos". Pues siento cargarme vuestro ego y vuestro narcisismo porque va siendo hora de daros una hostia de realidad para que dejéis de sentiros tan especiales: Yo casi no tengo amigos. Casi nadie tiene derecho a considerar tener una amistad por mi parte, casi nadie se ha ganado el derecho de considerarse siquiera una persona cercana a mí. Porque puedo asegurar que de todo el mundo que leerá esta entrada, con suerte el 10% serán realmente amigos o personas cercanas a mí. Y si, después de esta afirmación, seguís creyendo que me conocéis o que os considero mis amistades, tengo una mala noticia: Vuestro narcisismo os ciega y tenéis mucho que aprender todavía.

En primer lugar, como dije, existe una gran diferencia entre un colega con quien echar unas risas y charlar de vez en cuando o un amigo a quien contarle todos mis problemas. Parad de leer esta entrada un momento y haced memoria: ¿cuántas veces os he contado en la intimidad algo que me preocupa, me inquieta, me quita el sueño? ¿Cuántas veces os he hablado de algún aspecto privado de mi vida que no le haya contado a casi nadie, y mucho menos en público? Si contáis, con suerte, una o dos, pensad que os lo he podido contar borracho. Si no contáis ni una, tened bien claro que ni sois mis amigos ni, posiblemente, jamás lleguéis a serlo. Y mucho menos si seguís con esa insana insistencia. Porque, por más que me digáis que puedo confiar en vosotros, mi confianza no se gana por arte de magia. "¡Oh, dioses, dice que puedo confiar! ¡Voy a ser su amigo!". Ridículo, ¿verdad?

En segundo lugar, y para concluir, el hecho de que hayamos hablado alguna vez, nos hayamos visto en una quedada o hayamos coincidido alguna vez en la calle NO SIGNIFICA que os conozca. Os tomáis una confianza que no os merecéis por alguna enfermiza razón que desconozco. Y de verdad, no os entiendo, ¿qué os hace pensar que quiero saber algo de vosotros solo porque hemos coincidido alguna vez en algún sitio y ni hemos compartido media palabra? Puedo llegar a entenderlo de alguien a quien alguna vez haya ayudado (que, por cierto, que os ayude en algo no significa que me importéis o quiera algo de vosotros; simplemente me gusta ayudar a la gente que creo que se lo merece), pero, ¿de alguien a quien solo me he presentado, y con mi apodo además, y con quien no he hablado en ningún momento?

Estoy muy cansado de que la gente se tome tantas confianzas y se crean más de lo que son para mí, y prefiero desilusionar a un puñado de gente con esta entrada (y recibir un puñado de quejas diciendo "no entiendo por qué eres así conmigo, si te veía como un amigo") a que esto se siga prolongando durante más tiempo y que cada día me venga algún idiota con el pensamiento de que esa tediosa y repetitiva frase me haga cambiar de parecer.

sábado, 25 de febrero de 2017

El trabajo de un artista

Hace tiempo colgué una entrada en la que hablaba del esfuerzo de los artistas y de cómo muchos acababan desmotivados a seguir adelante por la falta de aprecio en sus trabajos, en lo fácil que era seguir motivándolos solamente con compartir sus obras y dándole una opinión positiva o constructiva sobre ellas. Y aunque el título de esta entrada es muy similar a su predecesora, quiero recalcar la diferencia de término al emplear, esta vez, la palabra "trabajo". Porque no paro de ver constantemente cómo la gente critica a aquellos que quieren monetizar sus trabajos, argumentando que, al ser un hobby, no debería cobrarse por ello y que cualquiera podría hacer lo mismo.

En primer lugar quiero compartir una experiencia muy corta que me ha servido como reflexión para esta entrada. Cuando estaba estudiando fotografía, en mi primer año nos preguntaron en clase: "Cuando os pidan un presupuesto, ¿cuánto deberías cobrar por sesión?". Nadie, o más bien casi nadie, sabía qué responder. La respuesta que nos daban únicamente incluía la inversión que habíamos hecho en nuestros equipos (cámaras, lentes, objetivos, focos, reflectores, etc.) y, aunque es una respuesta correcta, siento que no es la más completa.

Cuando un artista, ya sea un fotógrafo, un dibujante, un diseñador, un músico o lo que sea, pone a la venta sus trabajos no tiene detrás solamente una inversión económica, que también. A sus espaldas hay un puñado de horas de esfuerzo y dedicación puestos sólamente en la obra que está vendiendo. Pero, a su vez, antes de esa obra ha tenido otro tanto tiempo en aprender y perfeccionar su campo. Cuando vemos un dibujo la gente solo es capaz de ver que el dibujo sea bonito y les agrada, pero el valor de ese dibujo es mucho mayor de lo que vemos a simple vista. Ya no es solo el lienzo (ya sea papel o un lienzo literal) y los materiales que ha empleado para dibujarlo, no es solo el dinero que ha invertido en poder plasmar su trabajo, es también toda la experiencia que ha tenido su autor para conseguir que ese dibujo sea tal y como lo vende. Horas trazando líneas, borrando, redibujando, coloreando, más las horas que haya pasado dándole forma a su idea, más las horas que haya pasado con obras anteriores (que son las que han servido al artista para mejorar su talento), más las horas que haya estado estudiando e investigando cómo hacer todo lo que sabe hacer. Es decir, no solo está la inversión económica que ha hecho en ese lienzo, también está el tiempo que ha invertido.

Esto se puede aplicar a cualquier otro campo. Un rapero que vende su maqueta por cinco euros no pretende solamente recuperar el dinero que le ha costado hacer una copia en un CD, o el dinero que se ha dejado en el estudio de grabación. También está monetizando las horas que ha tardado en componer esas canciones y todo el empeño y la dedicación que le ha puesto a cada tema, no solo de su maqueta sino de toda su carrera musical. Que, por cierto, si os quejáis de lo caros que son los estudios de grabación pensad que el equipo y la formación no son nada baratos, y que requiere de muchísimo tiempo aprender a mezclar y masterizar, por no hablar de que una canción de rock puede incluir perfectamente decenas de pistas que hay que trabajar de manera individual.

Otra cosa que he escuchado muchas veces es "esto mi amigo Menganito lo hace mejor y más barato", y es el típico error en el que caemos muchas veces, yo incluido: Juzgar el coste de un trabajo en base a la calidad. Juzgamos muy a la ligera la calidad del dibujo, de la maqueta o de cualquier otro producto o servicio artístico en base a su calidad. Y obviamente todos queremos el mejor trabajo posible al menor coste posible. Si te parece que un precio es abusivo y que otro te ofrece lo mismo pero más barato y mejor es tan fácil como comprárselo al otro pero no soltárselo a la cara de quien intenta venderte su trabajo. Podemos decidir a quién comprarle qué cosa, pero no somos quiénes para decirle a nadie por cuánto debería vender su trabajo. Y más en el mundo del arte donde toda opinión es subjetiva.

En definitiva, y para no explayarme en algo que he tratado de explicar de la mejor manera posible e intentando no ser redundante y cansino, solo resta decir que la mejor decisión que puede tomar alguien es vender su trabajo si piensa que vale para ello. No se trata de lo que digan los demás, consiste en lo que crea uno. Cada cual sabe cuánto ha tenido que invertir y cuánto debería cobrar, sin importar lo que piensen o digan los demás. Por eso mi consejo es que no dejéis que os desanimen, que no os suelten sus excusas rancias de rácanos que no quieren soltar un duro y sigáis cobrando por vuestros trabajos, porque valerlo lo valen. Da igual si está mejor o peor, da igual si gusta más o menos, el valor de una obra no radica en gustar más, sino en la dedicación, el esfuerzo y el aprendizaje.

martes, 31 de enero de 2017

Toxicidad gamer

¿Os habéis parado a preguntaros alguna vez si lo tóxico no es la comunidad del juego que os encanta sino que son los gamers en general? Sé que con esta entrada voy a ganarme un abucheo general, especialmente de aquellos que leerán el título y pasarán del tocho que hay escrito, sacarán sus propias conclusiones e insultarán automáticamente porque sienten que les ofendí. Y me da igual porque eso no hará más que darle fuerza a esta entrada, dándome la razón cuando digo que esta comunidad es tóxica en general.

Quien me conoce sabe que me encantan los videojuegos. De hecho, fueron una parte indispensable de mi infancia. Llevo jugándolos casi desde que tengo uso de razón, con mi grandísima Game Boy Pocket en blanco y negro (¡y, madre mía, qué pajote hubiese caído cuando la Game Boy fue a color de no ser porque era un crío!). Si bien tengo 20 años de experiencia a mis espaldas, mis habilidades con los mandos o con el ratón y el teclado no son de lo mejorcito que digamos. Esta es la principal razón por la que, aunque adoro muchos juegos multijugador, no los juego. Y no, no es culpa mía.

Al igual que a mí, hay un montón de personas que le pasa lo mismo. Son normalitas tirando a malas en determinado juego y, a pesar de que les encanta jugarlo, no pueden jugarlo por miedo. No es agradable para nadie entrar a divertirse echándose una partidita y que acabes en la amargura porque tu equipo se ha pasado media partida insultándote y recomendándote "amablemente" que juegues al Tetris (esta recomendación suelen hacérsela sobre todo a quienes consideran que son chicas, y, por alguna extraña razón, SIEMPRE piensan que son chicas las que están al otro lado). Si veis, no he especificado ningún juego. ¿Por qué? Porque da igual a qué juego entres, esta experiencia la vas a tener en la mayoría de los casos. Mi experiencia personal es S4 League (normalmente te lo dicen jugadores de pago por utilizar un arma, según ellos que usan armas que le suben los stats una burrada, chetadas) y LoL (quién no habrá recibido algún insulto por haber muerto alguna vez, da igual cómo haya ido el resto de la partida y da igual si ni siquiera fue su culpa...). Sí, no acumulo mucha experiencia por esta misma razón...

Pero quiero que os fijéis en una cosa: Si estos juegos fuesen de lo mismo, las mismas mecánicas, el mismo sistema, el mismo modo de jugarlo... podría entender que solo un sector específico, el sector al que perteneciera ese género de juego, es el tóxico. Pero los dos únicos ejemplos que he citado (más los que podría citar si hablara de testimonios de otras personas) son completamente opuestos. Ocurre en los moba, en los shooters, en los MMORPG y en casi cualquier juego que puedas imaginarte que sea multijugador (¡joder, me ha pasado hasta en el puto OGame, que te empiezan a insultar por haberles atacado! ¡¿Qué esperaban de un juego bélico, que les mandara un ramo de flores?!). Uh... creo que ya no es un determinado sector, ¿verdad? Parece que este cáncer se extiende a toda la comunidad.

Ahora quisiera bifurcar el camino que está tomando esta entrada para hablar de dos actitudes muy generalizadas en el mundo gamer y que no hacen más que emponzoñar esta comunidad.

Por un lado tenemos el elitismo. Dentro de las actitudes elitistas podemos seguir ramificando este camino, pero puesto que la entrada es larga de por sí voy a intentar resumirlo lo mejor posible en dos casos:

Tenemos al PC Master Race con un ordenador de la hostia que podría hacer sombra a los de la NASA, un ratón que han hecho a medida de su mano, un teclado guapísimo con lucecitas y veinte mil monitores para poder ver el juego como si todo ocurriera en su casa. Su actitud prepotente nos recuerda al típico niño pijo de papá que mira al de clase media (en nuestro caso,al que tiene un ordenador normalucho para tirar LoL y poco más) con repulsión. Es mejor que tú porque su ordenador necesita tantos ventiladores que, cuando lo enciende, no sabes si ha encendido un ordenador o arrancado el motor de un helicóptero Apache. Su tarjeta gráfica es capaz de mostrarte los poros de la piel de Annie cuando está en partida, y eso que el diseño no incluye ningún detalle similar.

Después nos encontramos con otro clásico, el "soy más gamer que tú porque juego más juegos que tú, llevo más tiempo jugándolos y soy mejor que tú". Lo siento, quise recortar el título de este pero no había forma. Este, en resumidas cuentas, es más gamer que tú porque... bueno, ya lo ha dicho él mismo. Si no juegas lo que a él le gusta no tienes criterio para hablar de videojuegos, tienes que haberte pasado todos los Dark Souls con las manos vendadas a la espalda para poder considerarte su igual y reza para que juguéis en la misma plataforma, porque si no... ¿No os recuerda un poco a los niños rata? Nah, es imposible. ¡Pero miradle, si está jugando con los dedos de los pies!

Ahora es cuando viene la otra actitud cancerígena de la comunidad gamer: el machismo. "Ya está, Stryke ya tenía que soltar esto, no nos bastaba con las chicas y ahora tenemos que aguantar al gordo de los cojones hablando también de machismo". Os jodéis, no voy a hacer la vista gorda ante algo tan generalizado.

Os sorprendería saber que normalmente el elitista suele ser también el machista de turno. Bueno, es normal, ambos se creen superiores por una u otra razón. Pero no, no voy a hablaros de los clásicos insultos de "vete a jugar al Tetris", "no salgas de la cocina" o similares. Eso sería ir a lo fácil. Yo quiero ir un pelín más allá, desde el "pagaskins" que cree que por abrir su monedero puede hacer con las chicas lo que le dé la gana hasta el machista clásico que cree que una mujer no debería hablar de ciertos temas.

Empezamos por el pagaskins. Normalmente sería alguien inofensivo, el pagafantas de toda la vida que se deja un dinero en intentar tener algo con la chica. Pero aquí no es inofensivo precisamente. Este directamente te suelta un "Te pago la skin de Lux Elementalista si me envías un nude" y luego recurre al chantaje y a la amenaza si no consigue lo que desea o se siente "estafado". Y uno no sabe qué es peor, si seguirle la corriente o pasar de él. Porque si pasas de él te amenazará y buscará la forma de chantajearte para que sucumbas a sus exigencias, pero si le sigues la corriente y le das lo que pide te estará chantajeando con eso para seguir exigiéndote más cosas.

El "¡Cuidado, viene el caballero blanco!". ¿Os suena? Venga, habréis visto ese "insulto" un puñado de veces. ¡Es como si fuese obligatorio soltarlo cada dos por tres, como si estuviera escrito en algún tipo de panfleto que tienen obligado recitar! Siempre que lo veas discutiendo con una mujer y salgas a defenderla te soltará eso, no importa si su argumento es inválido, si ha soltado alguna burrada por la boca o si simplemente piensas que es un energúmeno, él siempre pensará que la defiendes por ser mujer. Algunos van un poco más allá y aseguran que solo tratas de "mojar el churro". ¡Qué monos cuando piensan que todos son iguales que ellos, que se mueven a donde les diga la polla!

Normalmente el grupo anterior suele estar incluido también en este que voy a describir. Y es que si solo hablas con chicas lo único que buscas es, cómo no, "mojar el churro". No sé si ese pensamiento lo dicen por envidia, porque creen que todos nos movemos con la polla como ellos o por qué razón, pero no falla encontrarte a alguno de ellos de vez en cuando. Porque, claro, el hecho de que te sientas más cómodo hablando con una chica porque tiene una conversación más profunda y entretenida que el "unga, unga, tetas, culo" significa que quieres follártela. Voy un poco más lejos: el hecho de que ellas te agreguen a ti y no a ellos les escuece, y mucho.

Y, cómo no, el que piensa que por ser mujer no puedes hablar de lo mismo que él porque, claro, eres mujer... Es como si los videojuegos fueran algo exclusivo de los hombres, ¿sabéis? Ya no sé si es que sienten que su virilidad se siente amenazada porque una mujer habla de ello o juega a lo mismo, igual o incluso mejor que ellos. Pero no falla encontrarte con un tío con ese pensamiento.

Después de una explicación tan detallada sobre cómo es la comunidad gamer en general decidme, si os atrevéis, que no es tóxica en su inmensa mayoría. Elitismo y machismo abundan en una comunidad donde se supone que se comparten unos mismos gustos y unas mismas aficiones para pasárselo bien, pero se ha convertido en una competición para ver quién tiene la polla más grande o, en este caso, la biblioteca de Steam más completa. Ya no puedes considerarte gamer si no puedes permitirte un ordenador (o una consola) para poder jugar determinados juegos de moda, si no eres un crack con los mandos o el ratón y el teclado, si no compartes los mismos gustos o si no te tiras las tres cuartas partes del día sentado frente a una pantalla. Cuando se da tanta importancia a un juego como para despreciar a una persona ocurren estas cosas y, la verdad, me da mucha pena que se haya llegado a un extremo tan tóxico que obligue a muchas personas, en las que me incluyo yo, a dejar un hobby tan entretenido y maravilloso solo para ahorrarnos situaciones dolorosas. Y no puedo evitar preguntarme cuándo hemos pasado de divertirnos con nuestros amigos en el patio del colegio jugando a Pokemon a convertir en un infierno cada experiencia con los videojuegos. Lejos quedan ya en mi memoria esas tardes en las que jugaba por placer con completos desconocidos, conociendo a personas maravillosas. Ahora solo hay miedo a ser insultado viendo cómo la gente se ceba con quien considera que es inferior, dándole demasiada importancia a una serie de instrucciones de programación y un puñado de píxeles animados que fueron diseñados y escritos para entretener y que han acabado siendo la razón por la que humillar a alguien.

sábado, 28 de enero de 2017

El esfuerzo de un artista

Hoy día nadie parece apreciar las obras de los demás. Entras en las redes sociales y solo se comparten los trabajos de los mismos, aquellos que han llegado a la cima gracias a sus contactos, sus amigos o determinados dones que han cautivado a su público y en los que no entraré en detalle para no desviarme del tema. Y desde luego no trato de desprestigiar el trabajo de estas personas, pero es frustrante ver que todas tienen algo en común: han llegado a donde han llegado gracias a sus seguidores. Y ahí es donde está el problema de aquellos que acaban de empezar en el mundo del arte o muchos otros artistas que, sin importar el tiempo que lleven, nunca han conseguido llegar a un número determinado de personas con sus trabajos.

Los seguidores de un artista es un factor que determina en gran medida el éxito de dicho artista. No importa cuánto trabajes en tu obra, no importa cuánto empeño le pongas, no importa si tienes talento, una idea genial o has conseguido hacer algo grande; nada importará tanto como conseguir difusión. Y es en la difusión donde entran los amigos, los contactos y los seguidores del autor.

Es normal entonces que luego leamos historias que parecen copias las unas de las otras, monótonas y aburridas, y pasemos por alto muchas otras historias innovadoras, atrayentes y que te enganchan desde el primer momento. ¿Por qué? Porque nadie te ha hecho llegar esa historia tan fantástica, porque nadie ha querido compartirla. Quizá porque nadie ha querido siquiera echarle un vistazo, porque esa persona no tiene amigos o seguidores que compartan su obra y se quedará para siempre en el anonimato, esperando con ilusión pero sin esperanza que llegue el día en que alguien le dé una oportunidad y arranque la tapadera que le impide salir de ese pozo negro. Aunque el resultado más posible es que se desmotive, se desanime, la ilusión se desvanezca lentamente y acabe abandonando su trabajo a la mitad.

Aunque escribamos, dibujemos, cantemos, compongamos o hagamos lo que queramos hacer porque nos gusta, a todos nos gusta ver que la gente aprecia nuestro trabajo. Porque detrás de cada dibujo, de cada historia o de cada canción, por citar algún que otro ejemplo, hay un gran esfuerzo, horas de trabajo, mucho empeño y una ilusión que se verá rota si siente que todo aquello ha sido en vano porque nadie parece apreciarlo. ¿Y cómo se puede evitar que esta persona se sienta frustrada? Apoyando su obra.

Compartir la obra de alguien no cuesta ningún trabajo. En Twitter un simple RT es suficiente; las páginas como Blogspot, YouTube, Wattpad y otras muchas redes llenas de obras de artistas desconocidos tienen un botón para publicar en tu perfil un enlace para que tus amigos puedan apreciar esa misma obra; incluso puedes compartir las publicaciones de Facebook en tu tablón. Todo esto se traducirá en futuras visitas que animarán y harán muy feliz al autor, quien, agradecido por la valoración y las opiniones de los demás, posibles seguidores que acabe teniendo, seguirá trabajando para sacar más y más proyectos. Por eso quiero haceros una petición:

Si algún día os topáis por casualidad con el trabajo de alguien poco conocido, o tenéis algún amigo artista, y os gusta su trabajo no dudéis en compartirlo, sobre todo si queréis que siga haciendo más cosas. Es tan fácil como pulsar un botón o enseñárselo a alguien a quien creáis que le puede gustar. Solo se trata de dar difusión y que ese artista tenga un motivo para seguir haciendo lo que hace sin acabar frustrándose. Porque el trabajo de un artista no es tan fácil como parece. Escribir no se trata solamente de teclear cosas al azar, la fotografía no se trata de pulsar un botón, el diseño no consiste en que un programa te lo haga todo, dibujar no es tan fácil como dar simples pinceladas, cantar no es tan sencillo como parece. El trabajo de un artista es muy complejo y está lleno de baches, y una ayuda tan simple como pulsar un botón y hacer que otras personas vean ese trabajo puede hacer muy feliz a su autor.