lunes, 27 de marzo de 2017

Cristianismo y la derecha. Guerra santa en los medios.

Normalmente no me gusta politizar o meter religión en mi blog salvo que sirva para reflexionar. Y no sé muy bien si esta entrada servirá para tal propósito o si solo será un desahogo para mí donde descargaré toda mi bilis contra un sistema mediático dirigido por un dogma que más que una religión parece una secta. Sea como sea, aquí va mi entrada.

Todo esto viene debido a la ya famosa declaración de Paquito Marhuenda, director del fachodiario La Razón, que de razón tiene poca, en la que demonizaba por Twitter el islam mientras enaltecía y alababa el cristianismo. Por desgracia este tipo de propaganda político-religiosa no es nada nuevo. Siempre que ocurre algún atentado orquestado por el ISIS sucede como por consecuencia una propaganda islamófoba criminalizando a todo aquel que sea musulmán, obligándolos a soportar un bombardeo de prejuicios al relacionarlos con los atentados. Porque, como es obvio, el chico de la tienda mora de la esquina de nuestro barrio es colega íntimo del que se ha inmolado a miles de kilómetros y también tiene un chaleco bomba para volar la tienda. Quiero creer que quienes leen mi blog son personas medianamente inteligentes pero por si no ha quedado claro la frase anterior es sarcástica.

Es lamentable que en pleno siglo XXI, cuando se supone que el ser humano a comenzado a madurar y a dejar de depender de creencias religiosas para condicionar su vida, todavía quede gente que crea ciegamente las historias contadas en un libro con dos mil años de antigüedad hasta el punto de llegar a librar una guerra por él. Que, oye, cualquiera es libre de creer en lo que quiera, siempre y cuando eso no dañe a nadie. Y sí, todavía se sigue librando esa guerra santa que se supone que acabó hace cientos de años. ¿Recordáis las cruzadas? Bueno, ya no son como antaño, con ríos de sangre corriendo por las calles de Jerusalem. Ahora esa guerra la libran los medios, desprestigiando el islam y utilizando el miedo del pueblo como un arma para volver al populacho, rebaño de corderos bien adiestrados, contra aquel trabajador inocente que solo desea ganarse la vida al margen de sus creencias.

Porque hay que dejar clara una cosa: La religión no mata. Al contrario, yo siempre he defendido la religión (al margen de las instituciones, claro). Todo aquello que sirva para hacer que una persona evolucione bienvenido sea. Quienes matan son los extremistas radicales armados por lobos disfrazados de cordero. Porque tenemos que recordar algo: ¿De dónde vienen las armas del ISIS? ¿Quién ha hecho que aquellos que han causado tanto terror sean capaces de hacerlo? ¿Y cómo es posible que no se les haya frenado ya?

Todo esto es algo que no nos contarán los medios, que la prensa y la televisión callarán, porque aquellos que los financian son los mismos que lideran esa guerra mediática contra el islam, intereses políticos y financieros aparte. Si no me creéis, pensad: ¿Dónde se metieron todos los políticos de derechas en 2011, durante el atentado de Oslo? Es más, ¿dónde se metió Marhuenda, aquel por quien empecé a escribir esta entrada, cuando Anders Breivik asesinó a sangre fría a más de 90 jóvenes para, aparentemente, no recordar nada de aquel atentado? Porque realmente parece no recordarlo al decir que el cristianismo es una religión de paz y que así será por siempre jamás. Si él no lo recuerda, hagamos memoria nosotros:

Anders Behring Breivik era un joven de 32 años de tendencia ultraderechista y ultracatólico que puso una bomba en el complejo gubernamental de Oslo. No contento con el resultado de ese primer atentado se dedicó a abrir fuego en un campamento juvenil dos horas más tarde. ¿Sabéis a quiénes culparon los medios en primer lugar, buscando una cabeza de turco? Bingo, a los yihadistas. Porque siempre, pase lo que pase, el primer objetivo a culpar de cualquier atentado va a ser el musulmán.

Esto no es nada nuevo, es algo que se ha estado realizando desde hace años, sobre todo ahora que no tienen a ETA para culpar de los atentados. De hecho, cuando se demuestra que el responsable de cierta matanza es uno de los suyos, lo único que hacen, con suerte, es rectificar, corregir y pasar a otro asunto. Si un atentado lo hace un grupo radical islámico te lo van a recordar durante días, semanas si hace falta. Si ese mismo atentado lo hace un radical cristiano quizá no lleguéis a enteraros nunca. De hecho, lo más seguro es que no lo consideren una masacre sino como un acto de paz. Como aquellos que hacen los ejércitos occidentales a manos de líderes imperialistas en el desierto de Oriente Medio. Pero, eh, que el cristianismo es una religión de paz, no lo olvidéis.

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