martes, 5 de junio de 2018

LGBT y ACE. ¿Exclusión o aceptación?

Es el mes del orgullo LGBT, un mes donde las personas del colectivo LGBT pueden ser quienes son públicamente sin ser estigmatizadas y libres de una opresión sistemática que se encarga de cerrar las puertas del armario. Es un mes de visibilidad, de festejos, de, como el propio nombre indica, orgullo. Pero las discusiones recientes en las redes sociales hacen que más que festejo parezca un campo de batalla, y que la visibilidad y el orgullo solo sea un derecho exclusivo para quien tenga acreditación. Sí, no es la primera vez que se debate, o discute, la inclusión del colectivo ace en el colectivo LGBT, y parece que a parte del segundo colectivo se le olvida momentaneamente la opresión que sufre para ejercerla sobre los primeros. Como he dicho por Twitter y quiero reiterar aquí, esto que diré no es más que una opinión mía personal, y estaré encantada de debatir con quien venga a mostrar respeto. En caso de que vengas a insultar daré por hecho que es porque te aludiste a una descripción que solo se corresponde a una mínima pero ruidosa parte del colectivo, ergo formas parte de esa minoría ruidosa que, ya sea por venganza o ya sea por ser basura, ejerce esa opresión.

Antes de nada vamos a dejar claro que el colectivo ACE sí debería tener un colectivo propio desde el cual ahondar en temas que solo les afecte a ellos y donde puedan luchar por sus derechos y su propia visibilidad. Así como las personas trans ejercen su propio transactivismo y es apoyado por personas ajenas al colectivo, las personas ACE también deberían hacer lo mismo. ¿Eso significa que no pueden tener su espacio en el colectivo LGBT? Al contrario, claro que lo necesitan. Tengamos clara una cosa: ellos son los primeros en apoyarnos, en luchar a nuestro lado, en dejarse la piel para defender nuestros derechos y defendernos de la opresión sistemática de una sociedad heteropatriarcal. No solo es que deban tener un espacio en nuestro colectivo, es que se lo merecen, quizá, incluso más que otras personas que, solo por su condición, ya están incluidas. Además, tenemos que tener en cuenta también que en una sociedad donde el sexo juega un papel tan fundamental las personas asexuales se sienten excluidas. Os lo explico mejor:

Estáis de fiesta, habéis ido a un bar y conocéis a alguien con quien sentís que hay conexión, ya sea sentimental o atracción sexual. Habéis estado hablando durante un buen rato y queréis tener algo con esa persona. Para las personas homosexuales, ¿acaso no os preocupa que la otra persona sea hetero y las cosas cambien entre vosotros? Para las personas trans: ¿no es cierto que tenéis miedo de que os rechacen por vuestra identidad? Pues lo mismo pasa con las personas asexuales, que tienen miedo de que su falta de interés por el sexo sea un impedimento para la otra persona. Y no me digáis que no es lo mismo porque sí que lo es. Que vuestra fijación en ser respetados os impida ver que otras personas carecen de ese respeto no cambia las cosas. A veces se nos olvida que tanto ser homosexual como ser transgénero no es algo que se note a simple vista hasta que llega la hora de socializar. Al igual que nadie por la calle sabe que eres asexual, tampoco se sabe a simple vista quién es homosexual o quién es trans, salvo, en este último caso, dependiendo de determinados factores. Y no creáis que por ser asexual solo te expones a que te rechacen, en absoluto. ¿Os suenan las violaciones correctivas? No solo las sufren las personas homosexuales para intentar conducirlas a ser hetero, también las sufren las personas asexuales por la idea de que algo debe ir mal para que no te guste el sexo.

Ahora bien, he escuchado a exclusionistas más moderados llegar a admitir que depende de la socialización pero eso no es suficiente para que abandonen la idea de que el colectivo ACE no merece un espacio en el colectivo LGBT. El motivo es porque algunas personas son heterorrománticas y, para ellos, es lo mismo que ser heterosexual, por lo que ya quedan excluidos. Paremos un momento para explicar esto. No, el heterorromanticismo no es lo mismo que la heterosexualidad, son dos cosas que si bien comparten el prefijo "hetero" no tienen nada que ver. El primero solo tiene relaciones afectivas, amorosas, con personas del género opuesto. El segundo tiene, además, interés en mantener relaciones sexuales con esas personas. Y esa diferencia, por muy tonta que os parezca, es más grande de lo que creéis. Una persona asexual heterorromántica se arriesga a que su pareja emocional quiera llevar la relación a algo más carnal, y todos sabemos las distintas opresiones que pueden darse en pareja. Aquí un pequeño inciso a la basura que argumenta "pues te buscas otra pareja si tu pareja quiere tener sexo". ¿Le dirías eso a una mujer que ha sido violada por su pareja, o que ha acabado teniendo sexo sin quererlo porque su pareja sí quería? ¿Le soltarías a una mujer que ha sido forzada a follar con su pareja, o que sufre de maltrato psicológico por parte de su pareja, que la solución es dejar a su pareja y se acabó el problema? Dadme un segundo, voy a buscar ambientador para camuflar ese tufo a hipocresía barata y acefobia.

Una vez explicada la diferencia entre heterorromanticismo y heterosexualidad creo que sobra decir que esa opresión sistemática surgida de la heteronorma no tiene nada que ver en las relaciones de la primera. La atracción sexual y la atracción sentimental deberían estar separadas en sus respectivas orientaciones. Yo puedo sentir deseo sexual por una mujer y deseo romántico por un hombre, ¿y eso me haría ser bisexual? No me gusta de la misma forma un hombre que una mujer, y sé que ser bisexual no significa que tengan que gustarte al mismo grado ambos géneros pero pudiendo diferenciar ambas atracciones, ¿por qué no hacerlo? No es tan complicado. Me voy a poner a mí misma como ejemplo para que sea más claro todo:

Yo soy lesbiana, me gustan las mujeres, me acuesto con mujeres, me excitan las mujeres. En cambio un hombre sí puede atraerme sentimentalmente, pero no me excita, no siento deseo por acostarme con un hombre. Y no, no es por su pene, existen las mujeres con pene y, a pesar del rechazo que tengo hacia los penes, valga la redundancia, soy capaz de sobreponerme a mi experiencia e irme a la cama con una mujer trans. En cambio, con un hombre trans la cosa cambia, no sé si me vería capaz de ello por la sencilla razón de que es un hombre y que, como tal, podrá ejercer sobre mí, gracias a su situación de poder, su opresión. Y, eh, tiene vagina. ¿Debo definirme como bisexual solo para simplificar las cosas, creando confusión y una situación incómoda en la que, por decir que soy bisexual, le tengo que explicar a un tío que me gusta sentimentalmente pero no puedo irme a la cama con él, o nos ahorramos de complicaciones y me defino como lesbiana heterorromántica? Al final lo más "complicado" se vuelve lo más sencillo.

Como último apunte quiero desmontar el argumento de "por ser hetero no eres parte del colectivo". ¿Cuántas personas transgénero son heterosexuales? Muchas, y no por ello están excluidas del colectivo, forman parte por ser trans. Lo mismo tendríamos que decir sobre las personas asexuales, y con más razón porque no son heterosexuales sino heterorrománticas. Ya dije que hay una gran diferencia entre la heterosexualidad y el heterorromanticismo, y sigo manteniéndome firme sobre esa idea de diferenciarlo. Y al igual que las personas trans forman parte del colectivo LGBT independientemente de su orientación sexual, las personas asexuales deberían formar parte también, con más razón aún, por su orientación sexual, al margen de su orientación sentimental.

Pero, como mencioné también más arriba, debería haber, al margen del colectivo LGBT, otro colectivo para las personas asexuales donde profundizar en su propia opresión y luchar por su visibilización. Mientras el colectivo LGBT ahonda en la libertad sexual, centrándose más en la libertad de elegir con quién acostarse y no en la libertad de no acostarse con nadie, gran parte del colectivo ACE se sentirá no solo excluido sino incómodo por su rechazo o falta de interés en el sexo. Por esta razón, aunque deba tener un espacio dentro de ese colectivo donde poder sentirse seguros y aceptados y reciban apoyo de otras personas igual de oprimidas que ellos, el colectivo ACE también debería desentenderse a la hora de visibilizarse a sí mismo formando un movimiento desde el cual puedan luchar por su propia visibilidad.

miércoles, 30 de mayo de 2018

Hoy ganó la toxicidad, perdió la comunidad

Ayer la comunidad tóxica española ganó, y muchos perdimos. AOCO/AVGDivision, esa organización que a veces traía torneos de distintos elos con nombres muy apropiados, anunció su cierre. Y es que cuando alguien se deja la vida, literalmente, en ofrecer eventos intentando cubrir las necesidades de todo el mundo y la única gratitud que recibe es un aluvión de críticas e insultos por el trabajo que hace pues, la verdad, a cualquiera se le quitan las ganas de trabajar. Y es lo que le lleva pasando a Sazor desde prácticamente el torneo beta.

Después de cada torneo todos estábamos celebrando lo bien que había salido, dándonos la enhorabuena, riéndonos de los fallos cometidos, felicitando a los ganadores... excepto Sazor. Y no porque sea un amargado, ni mucho menos, sino porque todos estábamos ajenos a todos los comentarios que había recibido y él era el único que estaba lidiando con ello. Y eran quejas absurdas como la expulsión de un equipo por incumplir las normas del torneo, o que se rechazase la inscripción de otro por no rellenar bien el formulario. Hay que reconocer que habían personas que transmitieron sus quejas de manera educada, que no todo era malo, pero solo era un grano de arena en el desierto. Y llegaba un punto en el que la queja era lo de menos, que daba igual si se quejaban por algo que de verdad fuese grave e importante o si era la pataleta de un crío imberbe. El problema real era cómo se transmitían y cómo afrontaba la comunidad las decisiones de la organización. Tenemos que reconocer que no somos perfectos y hacer algo de autocrítica, y sí, es verdad que habían cosas que podíamos haber hecho mucho mejor, pero nadie nace sabiendo cómo levantar de la nada una empresa sin ánimo de lucro para organizar torneos sin tener ni idea de cómo se hace. E insultar no es de gran ayuda cuando te estás dejando tu salud en ello.

A veces las situaciones eran tan ridículas como ponerse a criticar cosas que se estaban haciendo para mejorar cosas de esa misma lista de quejas. Un claro ejemplo fue la expulsión de un equipo que no había rellenado bien el formulario de inscripción. Uno de sus jugadores, muy conocido por ser la viva imagen de lo que conocemos como niño rata, incapaz de reconocer que se había equivocado porque él es perfecto e inequívoco, no solo se quejó de haberse quedado fuera del torneo sino que mencionó en su misma queja que no hubiese prizepool, cuando ni la empresa veía un duro ni teníamos a nadie que pudiera financiar ese prizepool, que Sazor se centrara en hacer diseños, cuando lo estaba haciendo precisamente para poder poner algún premio para los ganadores, y alguna que otra payasada más que no recuerdo, bufonadas que, vistas desde fuera, son divertidas pero que deben ser tediosas y amargantes cuando las vives cada día.

Y si esto fuese un caso aislado pues, oye, se puede lidiar con ello. Te desgastas en el momento de la discusión pero ya te queda el recuerdo de "mira el niñato este, que se creía alguien el muy...", pero no son casos aislados. Cuando digo que la comunidad gamer es tóxica y repugnante no lo digo por decir, sino porque es la verdad. Al menos la comunidad española en su parte más ruidosa lo es. Porque cuando se tiene en un altar a un grupo como SalsaWatch, más propio de ser una secta que una comunidad de jugadores que solo quieren pasar el rato, promoviendo este tipo de conductas e incitando a las personas a que sigan haciéndolo vemos clara cuál es la imagen de la comunidad competitiva española. Y no, ese grupo de arlequines no son simples bufones que se divierten metiéndose los unos con los otros. Encubriendo la verdadera problemática de estas cosas lo único que hacemos es cargarnos la comunidad. Yo solo puedo definirles como sociópatas ególatras que se divierten haciendo añicos a los demás. O quizá sea yo, que no sé divertirme, quien sea una amargada por no encontrar la diversión en hacer daño a los demás.

En fin, ha ganado ese sector, o secta, que llora cuando no le hacen caso, que llora cuando es excluido, que te exige hacerlo todo tal y como quieren para luego criticarte igualmente cuando decides intentarlo. Ha ganado ese sector, o secta, que pretende abanderar y representar la comunidad española de Overwatch mientras se esfuerza en pisotear a todo aquel que no piense como ellos, acosando sin ninguna justificación a alguien por tener una opinión distinta o atacando a una organización por querer hacer algo para los jugadores de elos bajos. Y esta gente, aquellos que han intentado silenciar a los elos más bajos, que ha dejado a la mayoría de la comunidad sin torneos donde pudieran participar y destacar, que centra sus esfuerzos en destruir toda iniciativa que intente impulsar la parte más baja de la comunidad, son aquellos que luego presumen y alardean de querer representar la comunidad de OW, la misma que ha destrozado a gran parte de esa comunidad. Eso sí, de cierta empresa nacida de los escombros de otra muy conocida no dicen nada. Y no pondré en duda que sean profesionales, para nada, pero huele como si SalsaWatch fuesen los perritos falderos que se encargan de hundir la competencia, ¿no? Aunque esto solo son conjeturas mías, no es casualidad que ataquen a todos aquellos que intentan hacer algo por la comunidad pero no tocan, sino que apoyan, a esa empresa. Quizá solo sea coincidencia, quién sabe. Yo quisiera creer que solo es una coincidencia absurda y descabellada, porque sería muy preocupante que la comunidad española se viera finalmente representada únicamente por aquellos que, hoy, se han cargado la comunidad y han ignorado a la inmensa mayoría de sus jugadores.

miércoles, 4 de abril de 2018

Por qué soy una mujer trans

Sí, la gente más avispada que ha estado atenta a mi TL estos últimos dos dias está en lo cierto; esta entrada no es más que una carta destinada a todas las chicas TERF que inundan las redes con propaganda barata cargada de transfobia. Y, como tal, antes de explicar por qué me siento una mujer, por qué sé que soy una mujer, voy a desmontar primero el argumento base del movimiento TERF para excluir a las mujeres trans de la lucha feminista. Yo, una chica trans, no me afeito, solo me he depilado una vez en siete meses, no me maquillo, no calzo tacones ni visto con vestido. Entonces, decidme, ¿qué rol de género estoy perpetuando considerándome como una chica trans? Me adelantaré a vosotras, pues os he escuchado berrear esto millones de veces. No, no soy un hombre haciéndose pasar por mujer. ¿Qué beneficio saco de arriesgarme a salir a la calle y que me den una paliza por ser trans? ¿Qué tiene de provechoso renunciar a todos los privilegios que tendría como hombre haciéndome pasar por una mujer? Si decís que lo hago para follar, he ahí el primer motivo por el que me siento una mujer. Pero no os confundáis, no es por sexo.

Nunca me he sentido cómoda socializando con hombres. Siempre he visto sus reuniones sociales como simples alardes de virilidad compitiendo por quién la tiene más larga, quién folla más y quién es el más cerdo. Odiaba ese tipo de conversaciones, odiaba cómo se reunían para alardear y alardear de su misoginia barata, y llegaba a odiarme a mí misma por no gustarme socializar de una forma tan primitiva y repugnante. La única compañía agradable para mí era la compañía femenina, donde podía compartir mis pensamientos sin ser juzgada, donde podía hablar de cómo me sentía sin que nadie se metiera conmigo, donde me sentía una más, donde me sentía comprendida y valorada, donde podía, simplemente, ser yo misma sin ningún tipo de miedo. Dioses, ¿cómo no me di cuenta antes? Más claro no podía estar de que era una chica solamente viéndome socializar. Quizá debí haberme dado cuenta antes, cuando temía que me llamasen marica por preferir la compañía femenina a la aberración masculina. Maldito desconocimiento...

Pero no creáis que la única razón es mi forma de socializar. No, no todo es mi forma de relacionarme con las personas, hay otra razón más, mucho más importante si cabe, por la que aborrecía ser un tío y por la que descubrí que era una mujer trans. Y esta razón, para mi desgracia, me perseguirá durante bastante tiempo. Esta razón no es otra más que mi cuerpo. Aborrezco mi cuerpo.

Quien me conoce bien sabe que tengo un gran complejo sobre esta carcasa que me ha tocado habitar, y os equivocáis si pensáis que mi complejo se reduce al tamaño de mi barriga y a mi grasa corporal. Sí, es cierto, quiero reducir mi peso, pero no es eso lo que me hace odiarlo. Odio mi calvicie, mi vello facial, odio mis dos metros de altura y, en especial, odio mi polla y mis cojones. Desde que salí del armario tuve muy claro que quería hormonarme y operarme lo antes posible, y sigo buscando la forma de conseguirlo dados mis recursos. Otras personas trans tienen duda sobre realizar esa transición pero yo estoy muy segura de que la quiero, que la necesito.

Y aquí es donde entráis vosotras, donde quiero haceros especial énfasis aún a sabiendas de que no cambiaréis vuestro retrógrado pensamiento propio de los fachas de HazteOir. Vosotras, TERF, no solo nos rechazáis sino que nos echáis en cara que tengamos estos genitales que no decidimos tener. Vosotras, TERF, hacéis que nos odiemos más todavía por algo que ni siquiera es culpa nuestra. Vosotras, TERF, sois nuestras peores enemigas. Porque de un tío cis hetero nos lo podemos esperar, pero de una mujer que alardea de ser feminista... Sois el lobo disfrazado de cordero, y no hay peor enemigo que aquel que pelea en nuestras propias filas.

No solamente tenemos que convivir con una opresión sistemática que nos ataca por ser mujeres, no solo tenemos que pelear contra los ataques tránsfobos de una sociedad que todavía no ha madurado, encima tenemos que lidiar con que en nuestro propio espacio, en nuestra propia lucha, existan enemigos que nos quieran ver muertas. Porque sí, a tal extremo llegáis algunas de desear la muerte a mis compañeras solo por vuestro prejuicio contra nuestros genitales. No sabéis lo duro que es de por sí tener que convivir con un cuerpo que odiamos y temer mirarnos al espejo porque odiamos lo que vemos para que, además, tengamos que soportar la carga que vosotras ponéis sobre nuestros hombros, culpándonos por haber nacido en este cuerpo.

Me habéis llamado machista, me habéis dicho de todo, incluso habéis argumentado que soy un hombre por el simple hecho de responderos con violencia. ¿Qué esperáis que haga cuando me creáis más complejos de los que ya tengo por culpa de vuestros prejuicios? ¿Que me quede de brazos cruzados y me digáis de todo? ¿Que soporte vuestras palabras? ¿Que me suicide por vuestro acoso? Lo mínimo que os merecéis con vuestras acciones contra mí y contra mis compañeras trans es la misma violencia con la que nos tratáis, y creedme que ninguna de vosotras sufrirá jamás lo que sufrimos nosotras, porque nunca estaréis en nuestra piel y nunca sabréis lo que es desear suicidarse por vuestras palabras. Y realmente espero que nunca lo sepáis.

sábado, 3 de marzo de 2018

"Si no te gusta, no mires"

El mundo está lleno de falsos moralistas, eso está claro. Hipócritas que van por la calle poniéndose la chapa de la primera ONG que pillan para aparentar ser los más solidarios del mundo pero siendo una grandísima mierda de persona. Quizá por la calle sea más difícil encontrarlos pero en Twitter abundan de tal forma y aprovechan tanto el "anonimato" que Internet les confiere que te los encuentras a pares. Es pegar una patada y salirte veinte de debajo de una roca. O poner un tweet.

Estos días están compartiendo algo atroz para encontrar al culpable de un crimen ofreciendo una recompensa. Hasta aquí todo normal, han chamuscado vivo a un gato al que han destrozado por completo y su dueño quiere encontrar al culpable, lo que todo el mundo en su sano juicio haría sin dudarlo ni un segundo. El problema viene cuando en el mensaje de búsqueda aparece la imagen del gato chamuscado y completamente desfigurado. No es un perro famélico al que han dejado desnutrido durante una semana, no es un animal al que han rescatado de un tipejo que lo usaba para pelear, no, es un gato completamente chamuscado al que quemaron vivo. Una imagen que no solo es desagradable de ver sino que puede ocasionar ansiedad en personas que no puedan soportar ver este tipo de imágenes. Hoy, más que nunca, tengo claro que no lo hacen por concienciar sino por el morbo. Me explico.

El argumento más sonado, después de pedir educadamente que se censure la imagen o que, directamente, no se ponga, ha sido, y sin la menor educación en la mayoría de casos, que está puesta para que veamos lo que han hecho y nos cree conciencia. Vamos a pararnos a pensar un segundo. Quien lo va a compartir sabe que eso está mal, no necesita una imagen para ver el horror que han hecho. Y quien ha hecho eso sabe perfectamente lo que ha hecho, lo ha visto con sus propios ojos, y se ha divertido con ello. ¿A quién se pretende concienciar? ¿A la gente que sabe que eso es horrible o a quien, después de verlo, se ha reído de su acto? La imagen no crea conciencia.

Entonces, ¿por qué la ponen? Por morbo. Porque a estas personas no les importa realmente lo que ha ocurrido, solo les importa tener algo desagradable que ver y que los demás vean. Cuando una persona, educadamente, pide que no se difunda la imagen o que se pixele al menos porque puede herir la sensibilidad de algunas personas y el resultado es amenazarla, insultarla o acosarla significa que realmente lo que ha ocurrido no les importa. Cuando alguien pide educadamente que se censure un contenido tan duro como ese lo normal es decir "oye, si de verdad puede hacer tanto daño, quizá sea mejor no poner la imagen" y no ir a sus MDs a insultarla, o dedicar horas y horas a acosarla por las redes sociales.

Otro argumento muy sonado también es el del filtro que tiene Twitter para evitar ver este tipo de imágenes. Aquí ha habido un porcentaje más o menos igualado entre quienes lo han dicho con respeto y quienes lo han utilizado para llamarme, literalmente, gilipollas. No solo voy a explicaros que no funciona sino que, además, os lo pondré gráficamente. Como veis en las imágenes que tenéis a continuación, ese filtro falla por todos lados. En la primera imagen, el tweet que marca como inapropiado o que pueda herir la sensibilidad, ¿adivináis lo que hay? Un dibujo de una chica con un uniforme escolar. Toda la piel que se ve son sus piernas, su cara y su mano. La segunda imagen ya la reconoceréis todos.

Dibujo de una chica anime con un uniforme
marcado como material sensible.
Imagen de un gato chamuscado pasando
ese mismo filtro de material sensible.


No, no es que haya puesto el filtro para la primera y lo haya quitado para la segunda. No es que haya visto ya la imagen en el segundo y por eso me salga. Al contrario, vi la imagen del primero porque me encanta la ironía de Twitter censurando imágenes que solo pueden herir tu sensibilidad si vienes del siglo XV y crees que enseñar un tobillo es el pecado más grave del mundo. Y aún así, después de haber visto la imagen, seguía saliendo en la TL tal cual veis en la captura. E hice la captura porque me encontré la segunda imagen justamente segundos después de haber visto la primera. Era tal la ironía que necesitaba capturarla. ¿Seguís diciendo que ponga el filtro o ya os habéis dado cuenta de lo inútil que es ponerlo? Venga, os subo la imagen original también, por qué no.

Esta es la imagen del tweet "inapropiado"
que Twitter marcó como material
sensible. La capturé después porque, más tarde,
pensé que querríais ver cuál era la imagen.

En resumidas cuentas, el resto de mensajes han sido, como poco, insultantes o amenazantes. "Ya me gustaría verte si el gato fuese tuyo", "Joder, cuánta sensibilidad", "Apaga internet y vete al bosque", "deja de quejarte, gilipollas" y uno de mis favoritos: "Nadie tiene que aguantar a un puto gilipollas diciendo estas cosas (que censuren la imagen porque puede herir la sensbilidad de las personas, guau, qué hiriente mi comentario...) y se aguantan". También he visto cómo alguien, intentando desmontar mis argumentos, ha puesto las fotos de unos medicamentos contra la ansiedad que bien podrían ser de sus padres pero le ha servido para empezar el acoso. Porque todo el mundo sabe que una persona que sufre ansiedad la sufre por las mismas razones que todo el mundo. La ansiedad, de hecho, es una mente colmena que afecta de la misma manera a todo el mundo. Apaga y vámonos...

Estos son los moralistas de Twitter, en su mayor parte hipócritas que sudan de los trastornos que puedan sufrir quienes vean estas imágenes, que solo quieren aprovechar el morbo de lo que ha ocurrido para ganar su momento de fama, pisoteando a toda persona que pueda tener algún problema viendo esas imágenes. Da igual que se lo señales y les expliques el daño que pueda causar, ellos se lo van a llevar a su terreno para seguir difundiendo una imagen explícita cargada de horror. "Si no te gusta, no mires" para hacerte, encima, culpable de tu propio sufrimiento.

martes, 27 de febrero de 2018

Cristina, la cazafortunas

Como mucha gente sabrá por mis redes sociales, hace unas semanas entraron a robar en la casa donde vivía antes de irme a vivir con mi madre de nuevo. De entre todas las cosas que han desaparecido destaco recuerdos, objetos con valor sentimental y un equipo fotográfico con un valor de cerca de 1.000€. Algo así no sienta bien a nadie y cuando ya se tiene la mosca detrás de la oreja se empieza a sospechar con mucha facilidad. Esto hizo que decidiera bloquear, antes de saber todo lo que había desaparecido, a la primera persona en la que pensé, alguien a quien ya desde hacía un tiempo llevaba tiempo sin confiar en ella. Más adelante, en esta misma entrada, explicaré por qué, pero vamos a seguir con la introducción.

Cuando fui a recoger las cosas lo único que quedaba era mi bandera pirata, el resto había desaparecido de un plumazo. Tras varias horas dándole vueltas a todo lo que había visto saqué la conclusión: mis sospechas eran ciertas, no cabía duda de que esta persona, alguien con quien había vivido durante un año y medio en esa casa, me había robado. A raíz de esto, hablando con varias personas que la conocen, me enteré de ciertas cosas que quiero comentar aquí. Quiero aclarar, antes que nada, que aquí no voy a hablar del robo salvo para quien me pida que lo haga. Aquí quiero hablar específicamente de lo tan buena "amiga" que era Cristina.

¿Por qué nos fuimos a vivir juntas? Porque yo, tonta de mí, caí en sus redes. Cuando mi abuela fue internada en la residencia aprovechamos la tranquilidad de esa casa para pasar algunas tardes charlando sin que nadie nos molestara. Entre esas charlas hubo ciertos tonteos y, en alguna que otra ocasión, algo más que un tonteo. Acompañando a los tonteos siempre había una sugerencia: estudiar juntas y vivir en esa casa. Convencí a mi madre para que nos dejase vivir y empezamos, en Agosto, una vida en esa casa. Ah... qué bonitas eran las palabras y qué distantes estaban de la realidad...

Esos tonteos fueron cayendo poco a poco en el olvido, sus promesas de iniciar una relación quedaron en el pasado y cada vez estábamos más y más distantes. Aparentábamos estar bien por no terminar de joder una amistad y, por mi parte, porque sentía algo sincero por ella y quería tener la esperanza de recuperar lo que una vez tuvimos, pero era imposible. Durante ese año y medio la colmé de regalos y detalles, entre los que destaco los dos libros que le regalé por San Valentín y las cinco rosas negras de fimo que coloqué a modo de juego por la casa para que las encontrase. A cambio recibí dos huevos fritos con forma de corazón dentro de unas salchichas abiertas para que tuvieran esa forma. Empezamos a comparar el interés de cada una con esto.

Para no prolongar mucho la entrada vamos a seguir comparando sin dar mucho detalle:

Por mi parte, cada vez que ella estaba mal me bajaba al chino o al supermercado a comprarle cerveza, chocolate y pipas para que se animase, tanto por Navidad como por su cumpleaños, salvo este último año pasado, le regalé unos libros que estaba buscando y un cuadro de un hada que vimos en los puestos de navidad, y como sabía que no iba bien de dinero cada vez que podía le daba algo de dinero. Por su parte... vamos a resumirlo en basura. Porque sí, literalmente eran cosas que iba a tirar a la basura y, para fingir que le importaba, me lo daba a mí. ¿Ejemplo? Un saco de cuero sintético que se cae a pedazos con maquillaje usado, cordones y un tamagochi que no funciona. La foto está en mi Twitter, para quien quiera ver esos regalazos que me hizo. Lo único bueno que me dio, y encima pretendió que le pagara por ello, fue un peluche enorme que no tenía sitio donde poner y, para no tirarlo, me lo dio a mí. Lo mejor de esto es que he oído en bocas de terceras personas cercanas a ella que encima estaba celosa de mi novia porque estas navidades no le pude regalar nada porque ahorré dinero para los gastos que tuviéramos Ania y yo cuando vino a verme por Nochevieja.

Cris, esto va directamente para ti: ¿De verdad te crees que alguien a quien has mangoneado durante tanto tiempo va a preferir dejarse su dinero en ti en vez de en su pareja? Ya no es solo que Ania sea mi novia, es que ha preferido venir a Málaga a pasar Nochevieja conmigo que estar con su familia. Su único regalo fue un gorro de lana, tampoco te creas que le regalé la gran cosa porque no tenía dinero para más. Tampoco le regalé nada a Mago ni a su novia, ni a Nyuru, ni a Campe, y juego con ellos cada puta semana al rol. Interactuo más con ellos en una semana que contigo en los últimos meses que estuvimos viviendo juntas, y tampoco tuvieron regalos porque no podía permitírmelo. ¿De verdad crees que voy a gastarme más dinero del que me he gastado en una persona que solo valora a las demás en función a lo que se gasten en ella? ¿De verdad crees que voy a gastarme más dinero en alguien a quien no le he importado una mierda en este tiempo?

Puedes fingir estar bien en todos tus estados, puedes mandarme todas las indirectas que quieras, pero todo el mundo, TODOS, saben que tú no eres feliz y que llevando esa vida de cazafortunas que estás llevando no lo vas a ser nunca. Algún día descubrirás que no todo es el dinero que invierten los demás en ti sino lo que hacen y sienten por ti.

lunes, 5 de febrero de 2018

Sancionada por defenderme.

¿Os imagináis levantaros un día, entrar en Twitter y ver que vuestra cuenta ha sido restringida durante una semana por una razón absurda? Porque yo sí.

Ya es la segunda vez que me pasa. La primera fue cuando no quise relatar mi historia a un grupo de acosadoras sobre cómo fue mi violación, empecé a defenderme de ese acoso y, ¡tachán! solo porque la palabra "violación" estaba en los tweets pudieron reportarme y acabar tirándome la cuenta. Es gracioso porque luego lees la conversación y ellas también la dicen, pero, claro, si nadie las reporta... Y da igual que apele, da igual que les enseñe la conversación, eso de que investigan el trasfondo de un tweet para que no se malinterprete es una mentira para darnos una falsa sensación de seguridad. Si eso fuese así, esas cuentas habrían caído conmigo y no fue así. A pesar de las apelaciones y de haber reportado esas cuentas no hicieron nada. Bueno, sí, decirme que ahí quien incumplía las normas era yo. ¡Lo siento, Twitter, por haber sido violada! ¡No sabía yo que ser violada era un delito mayor que violar!

Hoy la cosa ha sido hasta más graciosa. Ya esta vez ni siquiera hace falta que exista una palabra ofensiva, salvo que "caverna" sea una palabra que pueda causarte traumas irreparables y yo no me haya dado cuenta de ello. Todo empieza con un tweet de una chica que dice que le encanta cómo los machitos se ofenden de una supuesta "agresividad" del feminismo ignorando todas las agresiones que hemos sufrido a lo largo de la historia. Continúa con el Machito Genérico nº5 argumentando que es normal cuando hay cuentas que se llaman "azote al machito" y termina diciendo que el feminismo es producto de un adoctrinamiento. Y diréis, ¿dónde acaba la sanción? En decirle que se vuelva a la caverna a Machito Genérico nº5. Sí, una semana con la cuenta restringida solo por decirle a un machito que vuelva a la caverna.

Supongo que aquí habrá una historia detrás que no he visto, como que ese chico tuvo que ir al psicólogo corriendo, llorando sangre, porque le había dicho que no saliera de la caverna, o que sus padres eran neandertales y había luchado muchísimo por haber conseguido hacer su vida en la gran ciudad. Es una historia triste la segunda y entiendo que quizá me he pasado diciéndole que no saliera a la superficie, con todo el trabajo que le costó aparentar ser una persona normal y corriente, no descendiente de neandertales ocultos en cavernas, para ganarse la vida y socializar...

Seamos realistas, a Twitter se la sudan sus usuarios, eso es un hecho. Las normas de la comunidad no son más que un puñado de normas que se aplican solo a quienes no comparten sus intereses. No es normal que yo haya sido sancionada, en cuestión de meses, dos veces por haber sido atacada mientras nazis, fascistas, racistas, homófobos y demás escoria social que se dedica a sembrar el odio entre las personas siguen pululando por ahí sin que nadie haga nada. No es normal que un solo pavo me reporte por mandarle a la caverna y ese reporte sirva para suspenderme la cuenta mientras que decenas, si no cientos, de personas reportan cuentas llenas de odio y ahí están, tan tranquilas. Así que dime, Twitter, ¿tengo que hacer exactamente lo mismo que le dije al pavo ese? ¿Si me violan tengo que poner el culo y callarme? ¿Si me atacan tengo que poner la otra mejilla? ¿Si me quieren matar tengo que darles el cuchillo? Porque con estas sanciones lo que estáis es dando un mensaje de que queréis vernos calladas y sumisas, de que no podemos tener voz, de que si nos atacan debemos quedarnos en silencio y dejar que hagan con nosotras lo que quieran. ¿Significa esta sanción, y las de muchas otras compañeras que se han visto silenciadas en alguna ocasión por la misma razón que esta, que queréis vernos humilladas, que estáis a favor de que nos puedan matar, violar o agredir? ¿Cuántas cuentas que se dedican a amenazar a compañeras feministas están ahí, sin que nadie haga nada para evitar que nos amenacen? ¿Cuántas cuentas fascistas siguen todavía ahí sin que nadie las borre o, por lo menos, las sancionen?

Tenemos muchos ejemplos, como Dalas, que se dedica 24/7 a despotricar contra el feminismo, a insultar a quienes le responden, a incitar el odio entre sus seguidores para que acosen a quienes se oponen a sus ideas. Tenemos el caso de HSM, una cuenta que lleva aquí desde 2014 que enaltece el fascismo y que siembra el odio contra extranjeros y el colectivo LGTB. Joder, tenemos a Pumuki, que no he visto que le tiraran la cuenta nunca mientras ataca y acosa a feministas, las humilla constantemente, incluso, aunque puede que me equivoque, proporciona información personal de ellas. ¿Y quién ha hecho algo contra estas cuentas? Nadie. En cambio, personas como yo que nos defendemos de la transfobia y del machismo tenemos que callarnos porque podemos ser sancionadas si se nos ocurre defendernos de sus agresiones. Por si no fuera suficiente tener que soportar esta opresión en las calles, tener que salir de nuestras casas con miedo, ahora incluso un sitio que se supone seguro para todos como es Internet nos vemos también oprimidas y sin poder defendernos porque, al igual que podemos ser condenadas por defendernos de un violador si le hacemos daño, se nos culpará por defendernos del acoso y de las humillaciones públicas. Twitter, gracias por demostrarnos que sois cómplices de un sistema patriarcal que nos quiere sumisas o muertas.

Lo más gracioso de esto, ¿sabéis lo que es? Que encima tienen los cojones de decirnos, después de sancionarnos por defendernos, que no podemos participar en intentos de acosar, intimidar o silenciar la voz de otra persona. Pues solo me queda entonces una pregunta: ¿dónde está el botón de reportar a Twitter?

lunes, 29 de enero de 2018

Cómo viví Life is Strange

"No me he tirado horas haciendo esto para que al final no sirva para nada". Eso fue lo que pensé al terminar Life is Strange, un juego que compré más por casualidad que por buscarlo. Y es que tuve la suerte de que el día que lo adquirí, buscando otro juego, lo encontrase en una estantería y me sobrase el dinero justo para poder comprarlo.

Ya desde el primer momento que lo jugué supe que había sido una muy buena adquisición. Lo que no entiendo ni me perdonaré jamás es que haya tardado más de un año en pasármelo, dejándolo abandonado en el cuarto episodio, cuando la trama se vuelve más interesante si cabe, la primera vez que lo jugué. No sabría por dónde empezar a describir mis impresiones sobre este juego, así que empezaré por la imposibilidad de que te salga una pantalla de Game Over. Porque cuando yo compro un juego como este, donde la historia me mantiene tan enganchada, necesito que el juego fluya, que no me quede estancada en alguna parte. Me frustra cuando llego a una zona en la que no consigo avanzar y, por lo tanto, no puedo seguir con la historia. No digo que las pantallas de Game Over deban desaparecer, ni mucho menos, pero en este tipo de juegos es imprescindible que tengas la opción de volver atrás en el tiempo a arreglar tus errores.

De eso trata Life is Strange, de retroceder en el tiempo para arreglarlo todo, de retroceder en el tiempo para cambiar tus decisiones. En un juego donde tus decisiones influyen en el progreso de la historia es importante que tengas esta opción para poder salir del paso. Y es por esto por lo que, en el peor de los casos, el tiempo se congelará cuando todo esté acabado. Lo bueno es que te ofrece la oportunidad de rectificar la última decisión que tomaste, ahorrándote el tiempo de volver a repetir todo el proceso. Esto te brinda la ocasión de comprobar todas las opciones posibles y ver sus consecuencias sin tener que asumir ninguna responsabilidad y siempre teniendo la oportunidad de rebobinar y tomar la decisión correcta. ¿Quién no ha querido alguna vez tirarle la comida al suelo a alguien para ver cómo se levanta queriéndonos pegar y se resbala cayendo al suelo? Esto es precisamente lo que quería Life is Strange, que jugásemos con el tiempo para que podamos remediar todos los errores que cometemos. ¿O no?

NOTA: A continuación se presenta un spoiler de magnitudes colosales. Si abres el cuadro será bajo tu propia responsabilidad.



Al margen de los spoilers y del final de la historia, este juego siempre está jugando con tus sentimientos, una y otra vez. Nos obliga a tomar una serie de decisiones sin saber cuáles serán las consecuencias de estas hasta que ya es demasiado tarde para rebobinar. Muchas veces nos pone difícil poder hacer algo bien si no nos hemos tomado el tiempo suficiente para explorar una habitación, un pasillo o un aula, y a veces nos hace creer que lo que ocurre es irremediable hasta que ya es tarde para cambiarlo. Al principio pensaba que sería como la mayoría de juegos que prometen un mundo totalmente distinto dependiendo de nuestras decisiones, como es el caso de Skyrim, pero que, al final, no cambián más que unas líneas de diálogo y el resto del juego es totalmente idéntico al que tiene nuestro vecino tomando decisiones opuestas. Life is Strange cumple con lo prometido, cambiando eventos en función a nuestras decisiones o brindándonos escenas extras que, habiendo hecho las cosas de otra manera, no llegaríamos a tener. Eso sí, habrán algunas desiciones, así que recuerde solo hay una o dos, que no llegaremos a tomar realmente y que nos veremos en la obligación de que tengamos que hacer las cosas de cierta manera para que así la trama pueda continuar su curso.

Pero por lo demás es un juego lleno de detalles y matices a tener en cuenta para poder disfrutar del juego, y nos brinda una grandísima cantidad de oportunidades para explorar y ver cómo cambia el mundo en el que jugamos. Como he dicho, es un juego al que hay que dedicarle bastantes horas a la exploración, verlo todo muy minuciosamente, para que no se te escape ningún detalle, y, como es obvio, rebobinar y rebobinar para ver todas las opciones que tenemos y todas las consecuencias que acarrean nuestras acciones. De no ser porque es un juego largo y porque lo tengo todo muy reciente, yo misma lo jugaría de nuevo ahora mismo para ver en qué cambiarían ciertas cosas si decidiera hacer lo contrario a lo que he hecho, cómo sería mi relación con ciertos personajes si les hubiese hablado de otra forma, qué habría pasado si decidiera intervenir, o no intervenir, en algunos eventos. Pero son muchas horas de juego solo para ver las pequeñas diferencias que suponen en la trama y en cómo se desarrolla y prefiero tomarme un tiempo de descanso y seguir recordando esta aventura tal y como la he vivido con la esperanza de poder adquirir pronto la segunda entrega de Life is Strange que, ya os adelanto, pienso aprovechar al máximo desde el principio.