"No me he tirado horas haciendo esto para que al final no sirva para nada". Eso fue lo que pensé al terminar Life is Strange, un juego que compré más por casualidad que por buscarlo. Y es que tuve la suerte de que el día que lo adquirí, buscando otro juego, lo encontrase en una estantería y me sobrase el dinero justo para poder comprarlo.
Ya desde el primer momento que lo jugué supe que había sido una muy buena adquisición. Lo que no entiendo ni me perdonaré jamás es que haya tardado más de un año en pasármelo, dejándolo abandonado en el cuarto episodio, cuando la trama se vuelve más interesante si cabe, la primera vez que lo jugué. No sabría por dónde empezar a describir mis impresiones sobre este juego, así que empezaré por la imposibilidad de que te salga una pantalla de Game Over. Porque cuando yo compro un juego como este, donde la historia me mantiene tan enganchada, necesito que el juego fluya, que no me quede estancada en alguna parte. Me frustra cuando llego a una zona en la que no consigo avanzar y, por lo tanto, no puedo seguir con la historia. No digo que las pantallas de Game Over deban desaparecer, ni mucho menos, pero en este tipo de juegos es imprescindible que tengas la opción de volver atrás en el tiempo a arreglar tus errores.
De eso trata Life is Strange, de retroceder en el tiempo para arreglarlo todo, de retroceder en el tiempo para cambiar tus decisiones. En un juego donde tus decisiones influyen en el progreso de la historia es importante que tengas esta opción para poder salir del paso. Y es por esto por lo que, en el peor de los casos, el tiempo se congelará cuando todo esté acabado. Lo bueno es que te ofrece la oportunidad de rectificar la última decisión que tomaste, ahorrándote el tiempo de volver a repetir todo el proceso. Esto te brinda la ocasión de comprobar todas las opciones posibles y ver sus consecuencias sin tener que asumir ninguna responsabilidad y siempre teniendo la oportunidad de rebobinar y tomar la decisión correcta. ¿Quién no ha querido alguna vez tirarle la comida al suelo a alguien para ver cómo se levanta queriéndonos pegar y se resbala cayendo al suelo? Esto es precisamente lo que quería Life is Strange, que jugásemos con el tiempo para que podamos remediar todos los errores que cometemos. ¿O no?
NOTA: A continuación se presenta un spoiler de magnitudes colosales. Si abres el cuadro será bajo tu propia responsabilidad.
Al margen de los spoilers y del final de la historia, este juego siempre está jugando con tus sentimientos, una y otra vez. Nos obliga a tomar una serie de decisiones sin saber cuáles serán las consecuencias de estas hasta que ya es demasiado tarde para rebobinar. Muchas veces nos pone difícil poder hacer algo bien si no nos hemos tomado el tiempo suficiente para explorar una habitación, un pasillo o un aula, y a veces nos hace creer que lo que ocurre es irremediable hasta que ya es tarde para cambiarlo. Al principio pensaba que sería como la mayoría de juegos que prometen un mundo totalmente distinto dependiendo de nuestras decisiones, como es el caso de Skyrim, pero que, al final, no cambián más que unas líneas de diálogo y el resto del juego es totalmente idéntico al que tiene nuestro vecino tomando decisiones opuestas. Life is Strange cumple con lo prometido, cambiando eventos en función a nuestras decisiones o brindándonos escenas extras que, habiendo hecho las cosas de otra manera, no llegaríamos a tener. Eso sí, habrán algunas desiciones, así que recuerde solo hay una o dos, que no llegaremos a tomar realmente y que nos veremos en la obligación de que tengamos que hacer las cosas de cierta manera para que así la trama pueda continuar su curso.
Pero por lo demás es un juego lleno de detalles y matices a tener en cuenta para poder disfrutar del juego, y nos brinda una grandísima cantidad de oportunidades para explorar y ver cómo cambia el mundo en el que jugamos. Como he dicho, es un juego al que hay que dedicarle bastantes horas a la exploración, verlo todo muy minuciosamente, para que no se te escape ningún detalle, y, como es obvio, rebobinar y rebobinar para ver todas las opciones que tenemos y todas las consecuencias que acarrean nuestras acciones. De no ser porque es un juego largo y porque lo tengo todo muy reciente, yo misma lo jugaría de nuevo ahora mismo para ver en qué cambiarían ciertas cosas si decidiera hacer lo contrario a lo que he hecho, cómo sería mi relación con ciertos personajes si les hubiese hablado de otra forma, qué habría pasado si decidiera intervenir, o no intervenir, en algunos eventos. Pero son muchas horas de juego solo para ver las pequeñas diferencias que suponen en la trama y en cómo se desarrolla y prefiero tomarme un tiempo de descanso y seguir recordando esta aventura tal y como la he vivido con la esperanza de poder adquirir pronto la segunda entrega de Life is Strange que, ya os adelanto, pienso aprovechar al máximo desde el principio.