Dafne es una chica que le encanta aprovecharse de la gente y vivir del cuento. Adora hacerse la víctima en toda ocasión que encuentra, y, si no tiene ocasión, se la inventa. Y es por ello por lo que, a pesar de no gustarme el salseo en mi blog, he querido traer esta entrada para que toda la gente que crea conocerla la conozca de verdad. Os recomiendo leer hasta el final, porque iré desde lo más suave hasta lo más fuerte en nuestro mes y medio de convivencia. Hago esta aclaración para que no lo dejéis a medias pensando que tampoco es para tanto.
NOTA: De ahora en adelante nos referiremos a ella como D, porque le tengo muchísimo asco a ese nombre por culpa de esa persona y gente con D hay a montones: Denisa, Damaris, Daniela, Demogorgon...
Todo empezó como un favor. Ella necesitaba el piso y, aunque yo no me fiaba de ella, mi compañera de piso sí lo hacía y quise darle un voto de confianza. Acordamos que su habitación, con luz, agua, gas, internet... todo, saldría por 100€ al mes. Una ganga, ¿verdad? Bueno, pues por caprichos del destino fue despedida, ya sea porque cocina con productos en mal estado o porque no sabe lavar un plato la despidieron de la cocina donde trabajaba, y yo, tonta de mí, decidí no cobrarle el alquiler hasta que volviera a encontrar trabajo y se pudiera recuperar económicamente. Creo que es lo que haría cualquiera que empatizase con su situación, ¿no? Al fin y al cabo no tiene dinero para comida ni para el alquiler, solo para salir a emborracharse cada fin de semana y comprarle regalos caros a su "no novio" que acababa de conocer dos semanas antes. Lo de "no novio" fue la definición que puso ella a su propia relación con un tío al que acababa de conocer y del que pasó.
Bueno, pues de momento la definimos como la chica que estuvo viviendo GRATIS en mi casa durante un mes y medio. Y hay que reconocer que, al menos, supo compensar el no pagarme el alquiler porque limpiaba bastante bien. Lo único que me repatea es que se queje de que nadie intentaba ayudarla cuando siempre rechazaba nuestra ayuda...
Yo: ¿Quieres que te ayude a fregar o algo?
D: No, no hace falta, puedo yo sola.
Yo: ¿Segura? Que a mí me encanta fregar, te lo digo en serio.
D: Qué va. Ya que no te pago, al menos limpio la casa.
Normalmente nuestras conversaciones sobre la limpieza se podían resumir en esas cuatro líneas de diálogo. Si ella misma reconocía que lo hacía por compensar, y rechazaba continuamente nuestra ayuda, ¿a qué viene ahora quejarse? Bueno, pues ahora es la chica que vivió gratis durante un mes y medio en mi casa y que se quejaba de limpiar la casa por ofrecerse ella a limpiarla por no poder pagar el alquiler y rechazar nuestra ayuda. Sigamos.
Antes mencioné un "no novio" del que pasó por motivos que no vienen al cuento. Esta historia es muy divertida. No, en serio, lo es, sobre todo cuando os cuente algo que vendrá más adelante. Y es que este chico tenía pareja desde hacía medio mes, más o menos, y ella empezó a tirarle los tejos y a tontear con él hasta el punto de aprovecharse de una borrachera, porque recordemos que para el alquiler y la comida no tenía dinero pero para emborracharse sí lo tenía, para liarse con él. Él dejó a la novia, se fue con ella y con el tiempo ella pasó de él y él volvió con su novia. Y diréis, ¿y qué tiene de divertido? Primero que fue ella quien pasó de él y luego se puso a decirle de todo. De hecho, me hace especial gracia que se ofendiera porque él empezó a intentar irse de nuevo con su novia cuando ella intentaba ligarse a alguien que había conocido una noche en una discoteca la semana anterior. Pero va un pelín más lejos todavía, y es que su "A mí como mujer me ofende lo que está haciendo este tío" no la convierte en una hipócrita solo por hacer lo mismo que él, desde el primer momento de la ruptura, sino que, A MÍ, COMO MUJER, sí que me ofende que ELLA LLAME PUTA a la novia de su ex. Lo siento, D, pero a ti no te ofende nada como mujer. De ser así no irías llamando puta a nadie por volver con alguien de quien tú misma pasaste.
La segunda razón por la que es muy divertida esa historia es porque, en menos de un mes, ha intentado estar con tres personas distintas. Su despecho es asombroso, su falta de amor propio es increíble, y luego alardea de ser una mujer fuerte e independiente que se lanza a los brazos de la primera persona que pasa. Que no estaría mal de no ser porque actúa por despecho. ¿Y cómo lo sé? Simple: Yo fui la primera persona que la rechazó. Después de ello lo intentó con mi amigo, el que tiene novia, y, finalmente, con un tío cualquiera que acababa de conocer en una discoteca. Pero de mí va a ir esta parte del relato, porque aquí ya empieza lo fuerte, lo increíble.
Poneos en situación: Estáis hablando tranquilamente con vuestra pareja con el ordenador y ves que por la puerta rota a la que has puesto una cortina por privacidad se asoma una cabeza. Ni llamar a la puerta ni nada, asomarse directamente, aprovechando que la cortina no hace ruido para espiar. Pero esto no es lo peor, lo peor es que te pide hablar un segundo. Está borracha, hueles el alcohol desde antes de salir de tu cuarto, y, junto a un abrazo, te pide un beso. Decides besarla en la mejilla, no es más que tu compañera de piso y ni siquiera te atrae. Diez segundos más tarde te agarra y te planta un morreo, sin consentimiento, sin pedir permiso, sin nada. Te quedas a cuadros, no sabes reaccionar y decides que lo mejor es volverte al ordenador y hablar con tu pareja para olvidar este trance, y justo cuando vas a escribirle a tu pareja se abre la puerta, otra vez sin llamar, parece que pedir permiso por cualquier cosa es una moda del siglo pasado, y se sienta encima tuya a besarte de nuevo. Y ya van dos. En tu cabeza pasan muchas cosas a la vez. Quieres echarla de tu casa pero sabes que no tiene dónde vivir y te apena, también quieres arrearle un guantazo pero sabes que está borracha y esperas que sobria no hubiese hecho eso, también quieres denunciarla pero la policía te leerá como un tío, se reirá en tu cara y habrás perdido el tiempo denunciando ese acoso. ¿Qué haces? Decides echar el pestillo de tu puerta para dormir lo más tranquilamente que se puede dormir con media puerta rota esa noche y pasar página. GRAN ERROR.
Después de esa experiencia traumática de abuso sexual, porque se sentó en mis piernas y se abalanzó a por mí y tuve miedo de que intentase forzarme a tener sexo con ella, una vez que decidimos echarla por otro motivo que irá a continuación, decidió decir por ahí que me intenté aprovechar de ella. ¿En serio, D, en serio? Esa noche casi no pude dormir, tuve que cerrar la puerta con pestillo, HASTA MI NOVIA ME NOTABA TENSA POR TU CULPA, ¿y soy yo quien se aprovechó de ti? Tú lo que estás es loca. Ahora me arrepiento de no haber ido a denunciar, aunque la policía se riese de mí en mi cara...
Y quiero finalizar con lo más fuerte de todo: Puso en peligro a mi gato. Esta fue la última razón por la que decidí echar a D de mi casa, porque ya la convivencia estaba siendo insostenible pero cuando ocurrió esto fue para no querer volverle a ver el pelo por esta casa, y es que durante un tiempo tuve rota la ventana del salón, por lo que el gato, por su seguridad, tuvo que estar una temporada en el cuarto de baño para que no saliera a la terraza y los vecinos no le tirasen sus mierdas encima, solo podía salir de vez en cuando vigilándole para que no saliese. Quiero que volváis a poneros en situación por última vez en esta entrada: Estáis jugando con vuestros amigos a rol por la mañana y una jugadora va al baño. Cuando sale dice que se ha encontrado una cuchilla de afeitar en su arenero. La única que utiliza cuchillas era ella, pues yo me afeitaba con maquinilla por aquel entonces. Blanco y en botella... Sí, ese día se dejó una cuchilla de afeitar, sin tapa, en el cuarto de baño al alcance de mi gato. Cómo no se cortó sigue siendo un misterio para mí y para todos.
Como podéis ver, D no es precisamente una persona en la que se pueda confiar para nada. Es capaz de provocarte una indigestión con comida caducada, o por servírtela en un plato con restos de comida pasada, miente más de lo que habla, se aprovecha de las personas, tontea con gente con pareja intentando hacer que rompan, llama puta a quien se va con la persona a la que "quiere", abusa de las personas, acusa falsamente de violación a quien la ha rechazado después de abusar de esa persona y pone en peligro a las mascotas de los demás. Lo mejor de esto último es que encima se pregunta por qué mi gato le tiene miedo. No sé, quizá que le pegases el primer día que te vio, que le gritaras por todo y que se haya podido cortar por tu culpa tiene algo que ver, D.